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“Los padres no deben sentirse culpables si sus hijos desarrollan una patología mental”, asegura la doctora Payá

La coordinadora del área de Psiquiatría Infantil y responsable clínica del área de Hospitalización Psiquiátrica de niños y adolescentes de Valdecilla, que ha participado en el Aula de Salud, explica que “un alto porcentaje de los trastornos mentales tienen una base biológica y que, si se detectan a tiempo y se tratan, su evolución puede mejorar notablemente”

Cuando un niño o un adolescente desarrolla una patología mental es normal que los padres comiencen a preguntarse qué han hecho mal y la respuesta, en la mayoría de los casos, no depende de factores exclusivamente familiares. La genética y la biología juegan un papel fundamental cuando un menor empieza a tener un comportamiento distinto, muestra tristeza o apatía o, incluso, se vuelve más violento. Es cierto que la situación familiar y la relación con sus iguales son determinantes, pero en muchas ocasiones hay alteraciones biológicas que, detectadas a tiempo, pueden controlarse para que no vayan a más.

Así lo reconoce la doctora Beatriz Payá, coordinadora del área de Psiquiatría Infantil y responsable clínica del área de Hospitalización Psiquiátrica de niños y adolescentes de Valdecilla, en el Aula de Salud, que organiza El Diario Montañés y el Colegio de Médicos con el patrocinio de la Consejería de Sanidad, el Servicio Cántabro de Salud y la Fundación Valdecilla.

Si unos padres ven que un comportamiento inusual se repite e interfiere en la vida diaria del menor, Payá explica que lo primero que debe hacerse es acudir al pediatra o al médico de cabecera en el caso de los adolescentes. Será estos quien, tras una serie de pruebas, desvíen de ser necesario el caso a los psicólogos o psiquiatras para establecer un diagnóstico y, después, un tratamiento de terapia o medicación.

La psiquiatra también reconoce que muchos progenitores se muestran reticentes a los tratamientos farmacológicos porque, en muchas ocasiones hay efectos secundarios durante las primeras semanas. Pero “siempre que un profesional considera que una medicación puede mejorar la vida de un niño hay que escucharle y probar. Y si no funciona o no le sienta bien siempre hay otras opciones”.

En el caso de los adolescentes que consumen drogas, una patología existente puede agravarse o hacer que aparezcan trastornos serios como una psicosis. De ser así, y por muy difícil que parezca, “los padres no deben adoptar una postura de enfado y deben intentar dialogar con sus hijos”.

En Cantabria existen tres unidades de salud mental en la que tratan a niños y adolescentes. Están en Torrelavega, Laredo y Santander, y este en 2021, en esta última han pasado ya más de 4.000 consultas y, de éstas, 800 corresponden a nuevos pacientes.

En total hay siete psiquiatras y seis psicólogos, que desde las tres unidades citadas cuidan de la salud mental de los menores de la región, una cifra objetivamente escasa ante el número de casos que deben tratar. Esto se traduce en las listas de espera, en que la vigilancia de cada caso no sea todo lo constante que les gustaría, y en el éxito de detectar a tiempo determinadas patologías. Payá explica que necesitan más medios y más profesionales y que, aunque Cantabria no es la región que menos tiene, tampoco es de las mejor dotadas a este respecto.

Éstas y otras cuestiones pueden escucharse en el vídeo que acompaña esta información, en la que la doctora Payá también da consejos a los padres que están atravesando la dura situación de ver mal a sus hijos, y les recuerda que no deben perder la esperanza.

Esta sesión del Aula de Salud forma parte del ciclo de charlas que, mensualmente, organizan El Diario Montañés y el Colegio de Médicos de Cantabria con el patrocinio de la Consejería de Sanidad, el Servicio Cántabro de Salud y la Fundación Valdecilla.

Ver enlace

https://www.eldiariomontanes.es/cantabria/padres-deben-sentirse-20211001160403-nt.html