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Los epidemiólogos urgen a crear mecanismos “independientes” para mejorar el control de brotes
Así lo ponen de manifiesto en un documento en el que fijan su posición ante el brote de listeriosis asociado al consumo de productos fabricados por la empresa sevillana Magrudis, que valoró como un “evento de salud pública de especial relevancia” por su “magnitud e impacto”.
Se trata del mayor brote de listeria detectado en España, lo que a su juicio “vuelve a poner de manifiesto” la necesidad de “potenciar” los servicios de salud pública tanto en lo referido a vigilancia y alertas como a inspección y control.
Para la SEE, las actuaciones llevadas a cabo en el área de la vigilancia epidemiológica han contribuido a identificar un brote de una enfermedad infecciosa “relativamente poco frecuente”, así como a detectar el alimento sospechoso y caracterizar los grupos de riesgo.
“Los servicios de inspección y laboratorios microbiológicos han confirmado lo que la vigilancia epidemiológica había indicado, permitiendo así el control de la fuente de infección”, señala el texto.
El informe defiende que el conjunto de servicios de la salud pública “permitirá entender con detalle las circunstancias en las que se ha producido este brote, actualmente en remisión gracias, en parte a las medidas adoptadas para su control, que juzga “efectivas”.
Los epidemiólogos esperan que no aparezcan “apenas casos”, aunque no descartan “un pequeño goteo” de casos en los próximos días en personas que se encuentren todavía en su periodo de incubación o asociados a personas que tengan el producto contaminado en casa y que, “por error u omisión, no lo hayan desechado y lo puedan consumir dentro de su plazo de caducidad”, que es de tres meses.
Por ello, la Sociedad instó a los profesionales de los servicios asistenciales y los de vigilancia a continuar detectando posibles nuevos casos, recoger la información sobre la posible exposición, las muestras clínicas de los pacientes y actualizar la información de forma “precisa y oportuna”.
Una vez se complete la recogida de información de todos los casos detectados, estimó “importante” que los servicios de epidemiología realicen un análisis “en profundidad” para “definir con detalle” las características de este brote y “ahondar” en el comportamiento de esta infección.
Esta “investigación detallada” puede ayudar a mejorar los sistemas de control de la seguridad alimentaria y a “restablecer” la confianza en los mismos. Por ello, la SEE recomendó “respaldar y fortalecer” los servicios de epidemiología para llevar a cabo estos” trabajos imprescindibles” para el Sistema Nacional de Salud y para la protección de la salud del conjunto de la población.
También hizo hincapié en el colectivo de mujeres embarazadas, en las que la listeria puede provocar abortos, mortinatos o parto prematuro en un “porcentaje importante” e incluso en mujeres asintomáticas, ya que, según destacó, existen series que recogen alrededor de un 25 % de abortos en mujeres infectadas.
Los epidemiólogos relacionan habitualmente esta toxiinfección con el consumo de quesos, patés, productos cárnicos procesados, vegetales contaminados o pescados ahumados aunque otra vía de contagio es desde la mujer embarazada al hijo a través de la placenta o durante el parto.
Los síntomas aparecen habitualmente entre dos y tres semanas tras el consumo de un alimento infectado por listeria, aunque se han descrito casos desde alrededor de 24 horas hasta 70 días tras la infección, que se trata con antibióticos.
La listeriosis es una de las enfermedades que se notifican a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Renave) y se incluyó como enfermedad de declaración obligatoria en España en 2015. La información que se recoge de esta enfermedad se centra en los casos confirmados y graves que se diagnostican, aunque, como “diferencia importante”, en el caso del brote actual se están recogiendo también casos con manifestaciones clínicas más leves.
Según la información analizada por el Centro Nacional de Epidemiología (CNE), en el periodo de 2015 a 2018 quince comunidades autónomas notificaron a la Renave 1.369 casos confirmados, por lo que se están registrando en torno a 300 o 400 casos anuales y, en el caso de Andalucía, en 2018 se notificaron 432 casos y 65 de media anuales.
La edad media de los casos notificados a la Red de Vigilancia durante estos años está alrededor de los 65 o 70 años y se han producido 124 defunciones lo que supuso una “letalidad” de alrededor del 9%.