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Guillermo Vázquez: “Las enfermedades tropicales importadas, un reto para las profesiones sanitarias”

Guillermo Vázquez Mata, médico cooperante y director de cooperación del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos aborda, en este artículo de opinión, escrito de manera conjunta con la periodista Ana Isabel Ruiz del Colegio de Médicos de Granada, las enfermedades tropicales importadas, afecciones de países tropicales que llegan a España a través de turistas, expatriados o inmigrantes y que debido a su complejidad, globalización y cambio climático suponen un reto para los profesionales sanitarios

El especialista en Medicina Interna y Medicina Intensiva, Guillermo Vázquez Mata, ha compaginado su trabajo en esta especialidad con la cooperación internacional desde hace 22 años. Es director de cooperación del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos y del Colegio de Médicos de Granada. Ana Isabel Ruiz, periodista del Colegio de Médicos de Granada.

Con las palabras “Enfermedades Tropicales Importadas” (ETI) se identifican las afecciones de países tropicales que llegan a España a través de turistas, expatriados o inmigrantes. Utilizaremos de manera genérica “turista” para englobar a todas estas categorías citadas.

Las ETI son una amalgama de diversas enfermedades. Muchas, son las mismas que aquejamos en nuestro país actualmente. Otras, existieron en España, pero fueron erradicadas. Finalmente, el grupo más importante, es el que engloba las que son propias y únicas de los países visitados.

Para captar su importancia hay que hablar del turismo internacional que supone anualmente más de 100 millones de turistas viajando a países tropicales o subtropicales.  Cada año se supera el millón de turistas españoles que visitan África, el Caribe, América Central, Sudamérica, India y Sudeste Asiático; y lo más importante esta tenencia va en rápido aumento. Por otro lado un 8% de estos viajeros presentarán alguna enfermedad a su regreso, lo que supone que unos 160.00 pacientes visitarán a su médico.
Los motivos de consulta en las ETI son pocos y entre todos ellos ocupa un lugar destacado los síndromes febriles, por ser el signo de alarma de enfermedades graves. La Malaria sobresale entre todas ellas, como la causa de mortalidad más frecuente por ETI en nuestro país. Las diarreas persistentes, las lesiones dermatológicas y las eosinofilias son el resto de problemas detectados con más frecuencia. Detrás de cada motivo de consulta existen una larga lista de ETI.

Es interesante saber que en muchas ETI tienen un gran protagonismo los helmintos. Estos se pueden adquirir por contacto directo con el suelo, realizando actividades en el agua dulce o comiendo productos crudos (especialmente pescado y marisco de agua dulce). También tienen protagonismo las larvas de insectos, las picaduras de mosquitos, de garrapatas y de chinches, así como las bebidas y productos contaminados con aguas fecales.

Paralelamente hay que resaltar que el primer contacto entre estos pacientes con una ETI   y la medicina, suele ser en los servicios de urgencias o bien en los centros de atención primaria. A pesar de esto, cuando se pregunta a los médicos de estos servicios su nivel de conocimientos sobre estas enfermedades solo un 10% reconocen tener un nivel adecuado y todos consideran importante identificar las ETI desde el primer contacto con estos pacientes. Los servicios de infecciosas, últimos responsables de estos pacientes, son un eslabón posterior a este contacto inicial.

Es fácil entender, con todo lo expuesto, que las ETI requieren dos vías de actuación diferentes:

Antes de partir hacia destinos turísticos tropicales, la visita a un servicio médico especializado en medicina del viajero es imprescindible. En ellos se recibirá información que abarca desde vacunaciones necesarias hasta el tipo de ropa aconsejable pasando por repelentes y quimioprofilaxis. Es interesante recordar que no hay ningún destino turístico en los países tropicales, aunque sea lujoso, que se quede fuera de estos riesgos.

Una vez de vuelta, y en caso de presentar algún síntoma iniciado durante el viaje o bien en los días o meses siguientes al regreso, siempre se debe de contar con la posibilidad de una ETI. En este caso los médicos de familia y servicios de urgencias deben de identificar estas enfermedades y poner en marcha las medidas y consultas necesarias para su confirmación y tratamiento. Entrenar estas competencias es un punto fundamental en el siglo de la globalización.

Sin embargo, las ETI tienen otras vertientes a las que hemos comentado hasta ahora:

Algunas enfermedades importadas conllevan un riesgo de transmisión para la población local y para los profesionales que las tratan. La ciudadanía tuvo consciencia de este riesgo con los casos de Ébola que se repatriaron a España. Pero son dos enfermedades virales con una mortalidad elevada y producidas por coronavirus (conocidas por los acrónimos internacionales de SARS y MERS) los mejores ejemplos de este riesgo. Su gran contagiosidad y los viajes en avión, las expanden internacionalmente en días.

También existe el riesgo de que las ETI puedan quedarse en nuestro país, dependiendo de que exista un vector y/o un reservorio local que las perpetúe. Éstos en ocasiones ya existen en nuestro país (ej. mosquito Anophelex de la Malaria), y en otras ocasiones, llegan a nuestro territorio desde otros países gracias al comercio global y al cambio climático (ej. Mosquito Aedes, más conocido como Mosquito Tigre, del Dengue). La Malaria (enfermedad erradicada en España en el año 1964), el Dengue, el Zika, la Fiebre del Nilo Occidental, o bien la esquistosomiasis, son ejemplos de ETI con presencia autóctona actual en la Unión Europea.

Todo lo expuesto, pone de manifiesto la gran complejidad que subyace detrás de las ETI. La realidad de la globalización y del cambio climático desborda el ámbito puramente médico y obliga a contar con nuevos actores como los veterinarios para controlar las zoonosis.

En este artículo hemos intentado dar una visión general de las ETI, pero nuestra idea es ir profundizando en este tema en artículos sucesivos.