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El ex presidente del Colegio de Médicos de Cantabria recibirá la Cruz del Mérito Aeronáutico
El Ministerio de Defensa ha concedido al expresidente del Colegio de Médicos de Cantabria y actual vicepresidente primero de la OMC, Tomás Cobo, la Cruz del Mérito Aeronáutico con distintivo blanco por su trabajo y “afecto” hacia las Fuerzas Armadas como Reservista Voluntario y su “buen hacer” por la Sanidad Militar, una distinción que recibirá en el marco del III Congreso de Sanidad Militar que se celebrará en Santander.
“Los militares están muy avanzados en telemedicina y en bioterrorismo y es preciso que tengamos un contacto más directo, que aprendamos de ellos y que la gente conozca lo que hacen”, asegura Tomás Cobo que, además de trabajar como anestesista, médico cooperante, experto en el tratamiento del dolor y directivo de corporaciones médicas, se muestra entusiasta de su labor como Reservista Voluntario de las Fuerzas Armadas Españolas y de la Territorial Army del Ejército Británico.
En Reino Unido, donde hizo la especialidad, coincidió en un hospital con un comandante que era anestesista en un submarino quien le propuso participar en la Reserva Voluntaria. Era la década de los 90. “No lo dudé. En todos los hospitales se prestigiaba que uno o dos miembros del Servicio que pasaran un periodo determinado del año en la Territorial Army” y así comenzó su vinculación con la sanidad militar.
Dos años después de volver a España, en 2001 se creó la figura de Reservista Voluntario y no se lo pensó ni un segundo. Se apuntó a la Academia de Sanidad Militar, pasó las pruebas físicas, hizo un curso de operaciones en el Hospital Gomez Ulla, otro de logística, otro de poli trauma y se fue de maniobras. Por entonces, asumió la presidencia del Colegio de Médicos de Cantabria; eso y su labor habitual anual como médico cooperante en Benin y en los campamentos saharauis de Tinduf, le impidió embarcarse en las misiones de las Fuerzas Armadas. Pero el espíritu militar que lleva en la sangre por sus antecedentes familiares y su compromiso con la profesión le ha llevado a apoyar a la Sanidad Militar para dar a conocer su labor entre la población.
En una entrevista para Médicos y Pacientes, desgrana el papel que cumple la Sanidad Militar -Cuerpo Militar de Sanidad- y asegura que “las Fuerzas Armadas no son solo barcos, armas o tanques. Los militares son personas con unos sólidos valores, que dan su vida por los demás y hacen una gran labor de cooperación internacional”, algo que considera que la ciudanía debe de conocer.
Orgulloso de esta condecoración, Cruz del Mérito Aeronáutico con distintivo blanco, quiere compartirla con los cerca de 5.000 Reservistas Voluntarios que hay en España que, “temporalmente, comparten con las Fuerzas Armadas su capacidad, conocimiento y habilidades” y expresa su convicción de que algún día la “Reserva voluntaria jugará un papel importante en España”.
“Los ciudadanos deben conocer la labor de los médicos militares con la población civil en el terreno”
Como médico cooperante, todos los años se embarca con comisiones médicas que operan en Tanguieta (Benin) y en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, donde, a veces, se producen situaciones de inseguridad. Por ello, tiene claro que “el Ejército es el que tiene la fuerza y puede ayudar para que los médicos y sanitarios cooperantes desarrollen su actividad clínica en un entorno seguro”.
Desde OMC, trabaja para conseguir un convenio entre la Fundación de Cooperación Internacional (FCOMCI) y la Inspección General de Sanidad (IGESAN) para colaborar en temas de “formación, telemedicina y bioterrorismo”. Asegura que los militares “son pioneros en telemedicina” y que el Hospital Gomez Ulla es un “referente europeo” en esta materia, así como en enfermedades infecciosas, como el ébola. “Son ellos los que tienen la capacidad de traslado ágil y el entorno adecuado para responder a este tipo de situaciones”. “Toda la planta superior del Gómez Ulla está preparada para este tipo de enfermedades”, añade.
El germen de esta colaboración fue una jornada de sanidad militar que se llevó a cabo en el Colegio de Médicos de Cantabria siendo él presidente; luego, hubo otra en el COM Badajoz y, hace poco más de un año, en el II Congreso de Cooperación Internacional de la OMC, la sanidad militar estuvo muy presente. “La idea es que los ciudadanos conozcan lo que hacen los médicos militares que, no solamente apoyan a la Fuerzas Armadas, sino que también atienden a la población civil en el terreno”.
Resalta el “gran reconocimiento social” que tienen los militares en EE.UU y en Inglaterra, donde son considerados como “personas con unos sólidos valores, que dan su vida por los demás”, y lamenta que no ocurra esto en España por la trayectoria histórica del Ejército. Pero asegura que “desde los últimos 25 años, hay unas generaciones nuevas de militares, personas muy preparadas y valientes y, en el campo de la medicina, además de servir de apoyo a las Fuerzas Armadas que es su misión, hacen una gran labor en terreno, atendiendo a la población civil”.
Consciente de que la sanidad militar española es muy potente en el exterior y de la necesidad de que haya un vínculo directo con la OMC, donde la representación de este colectivo es “ínfima” -solo está representada en la Vocalía de Administraciones Públicas de los 52 colegios por un militar, en este caso, Guardia Civil-. Por ello, promueve la creación de un grupo de trabajo para potenciar los vínculos. En el Congreso de Sanidad Militar explicará las posibles líneas de cooperación: “formación postgrado, formación continuada, y formación en enfermedades infecciosas y misiones en terrero, algo de lo que ellos tienen mucha experiencia”.
Santander, escenario de un simulacro de bioterrorismo con gas sarín
De todos los temas que abordará el III Congreso de Sanidad Militar, destaca, sin dudarlo, el “bioterrorismo” y, de hecho, las Fuerzas Armadas harán un simulacro de explosión con gas sarín, contando con el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV) como centro de referencia –“hospital de guerra”- y otro “hospital de campaña” en la campa del Palacio de la Magdalena.
“Con este simulacro de bioterrorismo, lo que se evidencia es que ya no podemos ver la sanidad militar como algo ajeno. Una supuesta cuarta Guerra Mundial yo no sería solo cosa de militares, sino que habría una implicación de militares y civiles y, en el tema de sanidad, es precisa una colaboración directa. De ahí la importancia que, desde la profesión médica, conozcamos qué hacen los militares y de qué manera lo llevan a cabo”.
Como médico cooperante, también considera que es muy importante que los profesionales médicos en misión humanitaria tengan conocimiento de las misiones y lugares en los que hay presencia de militares españoles que “nos puedan aportar seguridad en el terreno para desarrollar la atención sanitaria a la población civil”. En este aspecto, considera que a través de un acuerdo de colaboración entre la IGESAN y la FCOMCI, esta podría servir de interlocutor con las ONG,s para informar a los médicos que trabajan como cooperantes y/o voluntarios.
Sobre la paradoja de que las convocatorias de plazas de médicos militares se queden desiertas mientras hay una situación de precariedad en el empleo médico, cree que es debido, en parte, por el “profundo desconocimiento” de lo que hacen y confía en que todas estas propuestas de colaboración para visibilizar su trabajo, aporten a la hora “dar a conocer su gran labor” e incentiven a la gente joven que “ahora están reclutando para que estudien medicina, con el compromiso posterior de quedarse luego 10 años en el Ejército”.
Tomás Cobo volverá a vestirse con el uniforme de alférez reservista, con el mismo entusiasmo que se lo puso por primera vez hace 17 años, consciente de que por encima de todo se siente “médico, un médico militar que hace lo que todos: atender a los pacientes” y resalta el hecho de que, en situaciones de conflicto, en el entorno sanitario, “el médico militar tiene autoridad total para proteger a sus enfermos”.