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Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria “La detección precoz, el tratamiento y el apoyo familiar son cruciales para superar los Trastornos de la Conducta Alimentaria”
El doctor Andrés Gómez del Barrio, coordinador de la Unidad de la Conducta Alimentaria de Valdecilla, analiza la actualidad de estas patologías que afectan, sobre todo, a adolescentes y jóvenes vulnerables
La enorme cantidad de luz que entra en la consulta del Dr. Andrés Gómez del Barrio y su gesto sonriente, que se aprecia de forma clara a pesar de que en todo momento lleva mascarilla, invitan a confiar en que hay solución a un problema que sufren cientos de jóvenes en Cantabria y miles en todo el mundo que se manifiesta en dos enfermedades: la anorexia y la bulimia. El coordinador de la Unidad de la Conducta Alimentaria de Valdecilla, y profesor asociado de Psiquiatría de la Universidad de Cantabria (UC), analiza para el Colegio de Médicos la realidad de un trastorno mental que afecta a personas vulnerables, normalmente jóvenes, y que, aunque puede llegar a matar, se cura, sobre todo cuando se detecta a tiempo y cuenta con un tratamiento adecuado y el apoyo de la familia.
¿Qué falla para que se produzca un diagnóstico de trastorno alimentario en una persona sana?
No es una cuestión de fallo, estos trastornos afectan a personas con una vulnerabilidad grande. Esta vulnerabilidad está compuesta por una serie de cuestiones como la pura genética o la predisposición a desarrollar enfermedades mentales, con cualidades como el perfeccionismo, la impulsividad o la necesidad de control de algunas personas que necesitan que todo salga según lo previsto y no gestionan bien los cambios que todos sufrimos a lo largo de la vida. En ese perfil aparecen situaciones que generan incertidumbre e inseguridad, como la adolescencia o épocas de cambios, que producen miedo e incertidumbre y conforman un estado de inseguridad que hace que la persona necesite aferrarse a algo que cree no tener, como grupos, un modelo de belleza o control sobre su físico, que lo encuentran como una solución a un mayor control. Esos momentos, u otros como situaciones en las que hay una pérdida de peso, producen un cambio biológico o psicológico que tiende a mantenerse, y luego temen perder ese nuevo estado. Pues bien, cuanto menos tiempo se mantengan esos cambios mejor, por eso la detección precoz de los trastornos de la conducta alimentaria es tan importante.
Y no solo se dan en adolescentes, hay pacientes que en otros momentos de cambio sufren estos trastornos, a los 30 a los 40 años, en momentos de inseguridad, de separaciones, aunque la edad típica de estos enfermos está entre los 13 y los 25 años. También es muy normal que después de esta enfermedad aparezcan otras, como la depresión, el trastorno de personalidad, o los trastornos depresivos compulsivos.
Si hablamos de cifras ¿hay ahora más trastornos alimentarios que hace 10 años?
No. Las cifras son estables. Nosotros vemos en nuestra Unidad unos 120 ó 150 casos nuevos al año, a los que hay que sumar los que ya tenemos. En concreto, ahora tenemos en tratamiento a más de 200 pacientes. Y eso que a muchos les damos de alta porque estas enfermedades se curan: dos tercios se recuperan del todo y un tercio tiene cronicidad. Con respecto a los ingresos, al año solemos registrar 20 entre parciales y totales, lo que quiere decir que no se asocia anorexia o bulimia a ingresos, el porcentaje de pacientes ingresados es mínimo porque les damos una atención muy orientada a su problema y efectiva.
Y los tratamientos ¿han evolucionado?
El tratamiento que usamos en gente joven es la terapia de familia, les enseñamos a manejar situaciones de conflicto, a veces la familia no está preparada o simplemente no está, y eso es un problema porque su apoyo es fundamental. Y en adultos hacemos terapia conductual, eso es lo que está indicado. Los fármacos solo están indicados en la bulimia, aunque luego hay otros síntomas derivados de los trastornos alimentarios que también hay que tratar, como la ansiedad.
La anorexia es desear la pérdida de peso y la bulimia se manifiesta con atracones, aunque después vomitan esta ingesta de alimentos. Y luego hay personas que tienen obesidad por atracones que no vomitan, que también sufren un trastorno alimentario. También tenemos comedores selectivos, aunque son menos frecuentes, personas que solo comen lo que les gusta, sin probar otras cosas.
Valdecilla es un hospital puntero en muchas especialidades ¿ lo es también en trastornos alimentarios?
Sí. Somos un centro al que vienen residentes de fuera y también quieren venir pacientes de otras CCAA. Como Unidad es conocida en toda España, yo soy vicepresidente de la asociación de profesionales que tratamos estas enfermedades y hacemos estudios e investigaciones con otros hospitales.
La sociedad actual ¿hace mucho daño a estos pacientes?
Si tú eres vulnerable y buscas la perfección porque crees que es importante y temes los cambios, esta sociedad te hace daño. Estos enfermos piensan que si cambian su imagen les irá mejor con referencias que los pacientes cogen del día a día. Para los jóvenes con este trastorno, sus referencias antes eran los modelos, se fijaban en ellos, ahora son los influencers, y los tienen a golpe de “click” en sus móviles, se quieren parecer a los influencers porque les consideran exitosos. Y las redes mandan mensajes que claro que influyen negativamente, pero no soy partidario de prohibirlas porque es su modo de relación, está bien que sepan que existen y las usen, y lo ideal es que sepan lo que es bueno y malo de ellas.
Nosotros estamos desarrollando una herramienta digital de control para jóvenes, para que no puedan acceder a contenidos para los que no están preparados, es un proyecto con el IDIVAL en el que estamos trabajando con mucha ilusión.
¿Y la pandemia y el confinamiento, afecta a vuestros pacientes?
Si. Es uno de los temas de los que se ha hablado en las webinar, hemos tenido varias, en la última comentamos que nosotros hemos tenido suerte porque en otras comunidades el confinamiento ha sido precipitante de estos trastornos, y es que la pérdida de sus hábitos es veneno para estos pacientes, y han tenido una oferta increíble de personas con afán de ayudar que promovían dietas sanas y ejercicio, por lo que hemos visto que han aumentado los casos a partir de marzo, la pandemia ha propiciado más casos. Por otra parte, hay cosas positivas del confinamiento porque ha hecho ver a muchos padres que sus hijos no comían bien y tenían un problema. Nosotros tuvimos la suerte de que no tuvimos que cerrar la Unidad, hemos admitido pacientes durante el confinamiento y hemos tenido más número de casos en otoño.
¿Cree que nuestro sistema está bien preparado para detectar y atender este tipo de trastornos?
Pensamos que sí. Los pediatras y médicos de familia suelen detectar bien los trastornos alimentarios y derivarlos con premura. Igual tardan unos meses pero hay la información necesaria, nosotros hacemos un esfuerzo para que la sociedad en general y los pediatras y médicos de familia piensen y ayuden en este problema. En Valdecilla tenemos un buen equipo, somos dos psiquiatras, un psicólogo, y el apoyo de un segundo psicólogo, y el equipo de enfermería y auxiliares, además del apoyo de Endocrinología y del hospital en general, y en particular del Servicio de Psiquiatría. También hay que destacar el apoyo de los Servicios Sociales y de la Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria.