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Sanidad pide administrar heparina a embarazadas con COVID-19 para evitar trombos
20/05/20 El Ministerio de Sanidad aconseja administrar heparina de bajo peso molecular (HBPM) en las embarazadas que han dado positivo en COVID-19, con el objetivo de evitar posibles riesgos de eventos trombóticos, según establecen en un documento publicado en su página web
Sanidad explica que las embarazadas presentan un mayor riesgo trombótico que la población general y, por tanto, se deben actualizar siempre los factores de riesgo de enfermedad tromboembólica en la anamnesis. «En el contexto de la pandemia, en el que la incidencia de eventos trombóticos ha aumentado de manera drástica se debería administrarse un tratamiento profiláctico a todas las embarazadas con diagnóstico de COVID-19 confirmado. Asimismo, ante la aparición o una agravación brusca de la disnea, es recomendable sospechar un evento trombótico, diagnosticarlo y tratarlo», recomienda el Ministerio, en línea con los consejos de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH).
Igualmente, Sanidad apuesta por tomar una muestra de líquido peritoneal si se somete a una cesárea a la mujer embarazada. «Existe evidencia de presencia del virus en el líquido peritoneal, lo que aconseja acortar el tiempo y minimizar el contacto entre el feto y la sangre materna y sus fluidos corporales durante la cesárea», argumentan.
En el caso de las mujeres embarazadas y en el momento epidemiológico actual, recomiendan «siempre que sea posible realizar un test diagnóstico mediante PCR a toda mujer embarazada de parto o con cesárea programada». «Una vez se hayan extendido las pruebas serológicas convencionales, se podría plantear su inclusión en la serología de rutina de la embarazada», apuntan.
Las mujeres embarazadas experimentan cambios fisiológicos e inmunológicos que les hacen más susceptibles a cualquier infección viral y bacteriana. Las infecciones por otros virus respiratorios como el de la gripe u otros tipos de coronavirus como el SARS-CoV-1 o el MERS-CoV, se han asociado a complicaciones en el embarazo, por lo que se han incluido a las embarazadas entre los grupos vulnerables frente al nuevo coronavirus y se consideran uno de los grupos prioritarios de estudio.
Sanidad recoge que en un primer estudio, las manifestaciones clínicas, las alteraciones de laboratorio y radiológicas de las gestantes afectas por COVID-19 no parecen diferir del resto de la población, tal y como sugiere la serie descrita por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 147 mujeres en China, en la que se describe afectación grave en un 8 por ciento y crítica en un 1 por ciento de los casos. De forma general, se describen en la mujer embarazada con COVID-19 en el tercer trimestre, por orden de mayor a menor frecuencia, fiebre, tos, disnea, diarrea, mialgias y dolor de garganta. De la misma forma, indican que los datos iniciales provenientes de una base de datos española, la Red Covid-19 SEGO, muestran resultados similares en las gestantes españolas. Las primeras 140 gestantes estudiadas muestran una clínica similar, predominando la tos seca (72,7%) sobre el resto de los síntomas, como fiebre (53,5%), astenia (46,5%), neumonía (36,2%), mialgias (33,3%), diarrea (32,1%) y anosmia (22,5%).
En la actualidad ya hay más estudios sobre el COVID-19, la mayoría procedentes de China, que muestran que la proporción de embarazadas con enfermedad grave es similar a la población general y que un gran porcentaje de ellas (más de la mitad) eran asintomáticas en el momento del parto. Un estudio realizado en dos hospitales de Nueva York que incluyó 43 mujeres con infección confirmada mostró que la proporción de embarazadas con enfermedad grave era similar a la población general: 86 por ciento leves, 9 por ciento graves y 5 por ciento críticos.
En España, requirieron ingreso el 55,2 por ciento de la muestra de la Red Covid-19 SEGO, precisando ingreso en UCI el 9,6 por ciento y ventilación mecánica el 3,2 por ciento. En otro estudio, también realizado en Nueva York, se cribó a todas las mujeres que ingresaron para dar a luz, y encontraron que un 15 por ciento (33/215) eran positivas para COVID 19 y un 87,9 por ciento (29/33) de las positivas eran asintomáticas.
«Estos datos sugieren que las mujeres embarazadas podrían pasar la enfermedad de forma leve o asintomática como sucede en alrededor del 80 por ciento de la población general, y que el cribado universal en estas mujeres podría constituir una buena población centinela para conocer la prevalencia de la infección en la población general. Tampoco se ha evidenciado que la infección por SARS-CoV-2 durante el embarazo se asocie con un mayor riesgo de aborto espontáneo y parto prematuro espontáneo», explica Sanidad.
Sin embargo, reconocen que algunas series publicadas describen una mayor incidencia de complicaciones durante el embarazo o el parto en mujeres afectadas por COVID 19. En concreto, lo avala un estudio de 38 embarazos: diabetes gestacional (3), preeclampsia (2), rotura uterina (2), hipertensión gestacional (1) e hipotiroidismo (1) y en relación al parto, el feto o el neonato: nacimientos pretérmino (14), distress fetal (10), rotura prematura de membranas (8), alteraciones del cordón umbilical (2), placenta previa (1), corioamnionitis (1), oligo y polihidramnios (1) y líquido amniótico meconial (1).
Aunque estas observaciones sugerirían un mayor riesgo en el curso del embarazo y el parto, otros autores que comparan estos eventos con los que ocurren en mujeres sin COVID-19 concluyen que las frecuencias de complicaciones son similares y que, por tanto, no serían atribuibles a la infección. La tasa de complicaciones en la base de datos española es del 25,3 por ciento, no pudiendo justificar aún estas complicaciones por el cuadro de infección», concluyen.