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Sanidad incluye la COVID-19 persistente en el Protocolo de Riesgos Laborales
Sanidad ha revisado el Protocolo de Actuación para los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales frente a la COVID-19, incluyendo por primera vez los casos de COVID-19 persistente, como han reclamado varios colectivos como la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF)
Con este protocolo actualizado, ahora empresas y administraciones deberán revisar los riesgos laborales de las personas trabajadoras que sufren esta patología y realizarán un seguimiento de su salud para adaptar si es necesario sus puestos de trabajo a las limitaciones que puedan sufrir. Así lo recoge el Ministerio de Sanidad en la última actualización del ‘Procedimiento de actuación para los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2’.
La COVID-19 persistente ha sido descrita como una manifestación de síntomas múltiples (malestar, fatiga, fiebre, dolor, neurológicos, respiratorios, digestivos, entre otros) que afectan a pacientes que han padecido esta enfermedad y que se mantienen en el tiempo.
La organización sindical ha advertido de que este colectivo de pacientes con COVID-19 persistente (se calcula que son un 10% de las personas que han pasado la enfermedad en mayor o menor grado y podrían ser más de 500.000 personas afectadas en España) se encuentra «desamparado por la diversidad de síntomas, además de por cierta incomprensión institucional y social y una falta de criterio común en el abordaje de sus síntomas».
«Dentro del colectivo están todo tipo de profesionales, quienes en muchos casos han de reincorporarse de forma obligatoria tras agotar su periodo máximo de incapacidad temporal, pero sin haberse recuperado», insisten.
Al catalogarse como trabajadores especialmente sensibles, el protocolo obliga ahora a los servicios de prevención a reevaluar estos casos cuando se encuentren próximos al agotamiento del tope de 365 días de baja y a la adaptación de sus puestos.
«Miles de estos afectados forman parte de las plantillas de nuestros servicios sanitarios y sociosanitarios públicos o privados, por lo que estas dificultades se suman a la infradeclaración del contagio por COVID-19 como contingencia profesional, las incapacidades laborales no reconocidas derivadas del contagio y la falta de adaptación de los puestos de trabajo como trabajadores especialmente sensibles», apunta CSIF.
El sindicato valora que Sanidad tenga en cuenta su reivindicación y considere que los trabajadores diagnosticados con COVID-19 persistente, una vez reincorporados, sean valorados por el personal de prevención «para determinar si requieren o no adaptaciones en su puesto de trabajo, en función de sus limitaciones», según el Protocolo. Prevé, además, que se propondrá adaptar el puesto para evitar el daño y facilitar la recuperación, ya que se trata de «proporcionar las recomendaciones preventivas oportunas más convenientes para el trabajador y su actual estado de salud».
CSIF PIDE MÁS MEDIDAS
En cualquier caso, desde CSIF también reclaman incluir en el registro de datos notificados a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) los casos de COVID-19 persistente; así como crear Unidades de atención al COVID-19 persistente en las gerencias de Atención Primaria y Hospitalaria con profesionales especialmente formados y coordinados con los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales y mutuas que ofrezcan una asistencia sanitaria específica a estos profesionales afectados, especialmente en la de Atención Primaria, por su importancia en la coordinación, seguimiento y diagnóstico de esta enfermedad.
Por otra parte, instan a reforzar las plantillas en Sanidad y Servicios de prevención para poder atender con agilidad los numerosos casos; catalogar la enfermedad de COVID-19 persistente creando una codificación común para todas las CCAA, ya que hasta ahora solo existe la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS); y la elaboración de protocolos homogéneos y con criterios unificados de actuación en la Atención Primaria y derivación a la Atención Especializada para los pacientes de COVID-19 persistente.
Por último, reclaman potenciar la investigación de la COVID-19 persistente para avanzar en el conocimiento de esta enfermedad y el daño celular que produce; impulsar programas de formación e información a los profesionales sanitarios esta enfermedad y como abordarla; y la consideración del contagio por COVID-19 como enfermedad profesional para los profesionales que trabajen en centros sanitarios y sociosanitarios, independientemente de la fecha donde se haya producido el contagio.