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Los neumólogos reivindican realizar un seguimiento tras la fase aguda para su detección precoz
24/09/20 La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ha recordado que el pulmón es el órgano más afectado del COVID-19 y que puede verse afectado por secuelas que afecten la función pulmonar, con motivo de la celebración del Día Mundial del Pulmón que promueve cada 25 de septiembre el Foro de Sociedades Internacionales Respiratorias (FIRS, por sus siglas en inglés)
En la fase aguda, el COVID-19 presenta distintas manifestaciones en el aparato respiratorio, de las cuales la más evidente es la neumonía bilateral que puede conducir al ingreso hospitalario de los pacientes afectados por una insuficiencia respiratoria grave que, a su vez, puede abocar a una situación de distrés respiratorio agudo, por la que estos pacientes pueden requerir soporte ventilatorio: oxigenoterapia, ventilación no invasiva (VNI) o ventilación invasiva (VI). Actualmente, se estima que un 10 por ciento de los pacientes de COVID-19 ingresan en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) durante este proceso agudo.
«La Neumología tiene un gran importancia en el manejo de estos enfermos en la fase aguda de la enfermedad. Los cuidados respiratorios intermedios han demostrado su eficacia de forma indiscutible. Consiguen mejorar la supervivencia del paciente y evitar el ingreso en UCI. También tiene un papel muy importante en el seguimiento de la evolución integral posterior de estos pacientes. El pulmón es el órgano que resulta más afectado y esto tiene implicaciones neumológicas en el seguimiento, valoración funcional y pruebas de imagen posteriores, en las que la neumología tiene un papel determinante para descartar o identificar precozmente complicaciones o secuelas, que son reversibles con los tratamientos adecuados», ha explicado el doctor Francisco García Río, neumólogo y miembro del Área de Técnicas y Trasplantes de SEPAR.
«Una vez superado el episodio agudo de neumonía, los pacientes requieren un seguimiento para valorar la resolución de los infiltrados pulmonares intersticiales y para el despistaje de secuelas pulmonares fibróticas. Durante la fase aguda, algunos pacientes pueden presentar datos que sugieren el desarrollo de fibrosis, como bandas fibróticas y bronquiectasias por tracción. Aunque lo más característico suelen ser las imágenes en vidrio deslustrado, o consolidaciones, pero que potencialmente pueden responder a tratamiento con corticoides», detalla la doctora Claudia Valenzuela, neumóloga coordinadora del Área de EPID (Enfermedades Pulmonares Intersticiales Difusas), de SEPAR.
Durante el seguimiento, que se ha podido realizar hasta ahora de los pacientes (entre cuatro y seis meses desde el inicio de la pandemia) se aprecia que la mayoría de los pacientes resuelven esas alteraciones radiológicas, aunque la recuperación de la afectación pulmonar sea más lenta que en otras neumonías.
«Alrededor de un 15 por ciento de estos pacientes pueden tener alteraciones intersticiales fibróticas o no fibróticas persistentes sobre todo si presentaron neumonía grave durante la hospitalización, estos pacientes requieren más tiempo de seguimiento para valorar la repercusión de estas lesiones, algunas se podrían resolver completamente y otras podrían persistir, y afectar a la función pulmonar», añade Valenzuela
SEPAR NP Día Mundial del Pulmón Secuelas de la COVID (24 sept 20)