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La radióloga Elena Peña, también tutora de residentes, recibió el Premio a Tutores y Docentes en el ámbito hospitalario del COM Cantabria

La doctora Elena Peña estudió Medicina en la Universidad del País Vasco,  donde  los tres primeros años se dedicaban a las asignaturas preclínicas en la Facultad en Leioa y  las clínicas se impartían los tres años siguientes en el  Hospital de Cruces. Posteriormente,  se formó como Radióloga en Valdecilla, y tras varias experiencias profesionales,  regresó al hospital cántabro donde  en la actualidad  trabaja en la sección de Radiología Torácica.  Además, desarrolla su  actividad como tutora,  tanto en las tutorías periódicas y en la asistencia a las sesiones de residentes, como en el trabajo diario, donde interactúa con los residentes de la especialidad en su Sección. Dentro del equipo de tutores, su tarea fundamental  es la de gestión y logística, por lo que es la responsable de poner en orden los rotatorios o distribuir a los residentes. Otros tutores  tienen una función más vinculada al  coaching o  a la  investigación  pero siempre se apoyan los unos en los otros y toman las decisiones en conjunto.

Esta última dedicación de Elena Peña,  que supone una enorme implicación y compromiso con las nuevas generaciones de médicos,   ha sido reconocida  por el COM Cantabria.

-Has recibido un reconocimiento como tutora y docente de residentes en el ámbito hospitalario ¿crees que esta labor está suficientemente reconocida teniendo en cuenta su importancia? 

En primer lugar, lo considero más bien un reconocimiento a todo el equipo de tutores de mi Servicio. Sin la aportación específica de cada uno de ellos, probablemente nadie habría pensado en mí para este reconocimiento. En cuanto a lo que me preguntas, creo que el reconocimiento es bastante escaso.  Es fundamental que se nos den medios para realizar nuestro trabajo, sobre todo tiempo para las tutorías, evaluaciones y la interacción directa con los residentes. Ahora todo se hace de manera voluntaria fuera de horas, lo cual supone una dificultad añadida.

Por otra parte, nos gustaría que se respetara en nuestro criterio a la hora de decidir el número de plazas de residentes que se ofrecen o los rotatorios de otros residentes en nuestro servicio,  por poner algunos ejemplos. Y recibir alguna formación formal para la tutoría tampoco vendría mal.

-Cuéntanos cuantos tutores y formadores componen tu equipo y si son suficientes para atender las necesidades formativas para los futuros médicos.

Somos cuatro tutores (el Dr. Enrique Marco de Lucas, la Dra. Marta Drake Pérez y la Dra. Beatriz García Martínez) , pienso que somos suficientes. Como he comentado antes, no es un problema de número de tutores sino del tiempo disponible y la organización del trabajo.

-Con respecto al perfil de los Mires que formas ¿crees que ha cambiado en los últimos años?

Sin duda alguna. Se nota muchísimo como van cambiado las generaciones, te hacen sentir cada día más mayor. Se nota que vienen muy bien preparados, que han estudiado muchísimo y tienen unas competencias digitales que nosotros no tenemos. Su capacidad de búsqueda de información, de síntesis, de comunicación son mucho mejores que las que teníamos nosotros. Si ha cambiado algo, en mi opinión, es quizás la falta de consistencia en el aprendizaje. Precisamente por la abundancia de información, parece como si les costara centrarse en los rotatorios concretos, profundizar a diario. Es quizás como más dispersión. Lo que no ha
cambiado nada, porque es humano, es la falta de criterio con que se empieza la formación especializada, que es precisamente lo que aporta la residencia.

-Y si hablamos del componente humano tan necesario en la profesión médica ¿está en crisis en las nuevas generaciones?

La radiología es una especialidad un poco peculiar, en la que el médico tiene un contacto más lejano con los pacientes o puede incluso no tenerlo, como sucede con la telerradiología. Por ese motivo se puede deshumanizar. Si algo intento inculcar a los residentes es que somos médicos y debemos preocuparnos por el
paciente y su situación clínica, tanto a la hora de programar exploraciones, de realizarlas, como de informar los estudios de manera que proporcionen información con la máxima utilidad clínica. Por otra parte, se nota que los residentes tienen otros valores muy distintos, se preocupan más de sus propios intereses, de sus objetivos personales. Eso ha cambiado y es así, no nos podemos lamentar pensando que las nuevas
generaciones se nota que no tienen la angustia laboral que teníamos nosotros, y eso es muy bueno.

-¿Cuáles son tus planes a corto y medio plazo y las necesidades más urgentes  para mejorar la formación de los residentes?

De momento, seguiré como tutora. En cuanto a la formación, el objetivo sería ampliar la duración de la residencia. No es de recibo que con la ampliación tecnológica que ha tenido la especialidad, que se acelera de manera imparable, tengamos la misma duración que hace treinta y cinco años cuando no teníamos más que un TAC , dos ecógrafos y no había resonancia. Es fundamental introducir la inteligencia artificial como apoyo al diagnóstico radiológico, la IA no nos va a quitar el trabajo, al contrario nos va a ayudar a toda la profesión médica y tenemos que aprender a trabajar con ella sin demora. Por otra parte, sería imprescindible contar con más tiempo (ya digo, dentro de una ampliación de la residencia) para entrar de manera más profunda en
los diagnósticos puesto que hoy en día gran parte de la actitud a seguir con los pacientes se basa en las pruebas de imagen y los tratamientos percutáneos guiados por imagen están creciendo exponencialmente, también sería interesante y necesario introducir a los en la investigación, etc. Ahora mismo es casi imposible.

-Para terminar, ¿qué es lo que más te satisface en tu labor como tutora y docente?

Son muchas cosas. Por un lado, es muy satisfactorio ver cómo los residentes se convierten en profesionales hechos y derechos, con una capacidad de trabajo impresionante. Por otra parte, también te llena de satisfacción cuando ves la madurez que adquieren las personas en ese corto periodo de tiempo. Y sobre todo, cuando algunos además de ex residentes se convierten en compañeros e incluso amigos.