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«La cooperación nos aporta humildad»

La doctora  y religiosa cántabra,  Ana María Gutiérrez,  continúa en El Congo trabajando en un hospital con pocos medios de Kinshasa

El Colegio de Médicos de Cantabria está inmerso en varios proyectos de cooperación, uno de ellos  a través de la doctora y religiosa cántabra Ana María Gutiérrez,  que trabaja en un hospital de Kinshasa con muy pocos medios y muchas necesidades. Durante este año el COM Cantabria ha  colaborado en dos iniciativas para esta población a través de esta médica que lleva muchos años en uno de los países más pobres de África y que  en esta entrevista destaca lo que aporta la cooperación a los médicos y a las personas.

-El COM Cantabria ha colaborado en dos proyectos de cooperación en el Congo en  el último año, cuéntanos qué han conseguido

Pues con esos dos proyectos hemos conseguido las camas para la nueva maternidad que hemos construido y una maleta de odontología para poder hacer empastes, limpiezas de boca, etc. Ambos proyectos han sido muy valorados por nuestros pacientes y han aportado mucho bienestar.

Y  ¿cuál  es el próximo proyecto en el que estás trabajando?

En este momento estamos renovando la sala de cirugía que estaba muy poco equipada, para intentar operar con más seguridad y más medios. Por ello estamos renovando la parte técnica: aspirador, monitores de constantes, bisturí eléctrico, sistema de iluminación, etc. Todo a todo poco a poco y en un periodo de unos dos años.

-Eres médico y llevas allí  muchos años ¿cuáles son las carencias en el ámbito sanitario que más  sufre  la población donde vives?

Una de las mayores carencias es la formación del personal sanitario local. La segunda la pobreza de medios, aunque tengo que decir que con muy poco material, aquí se hacen grandes cosas, en eso son muy creativos.

También hay que tener en cuenta la dificultad de la población para pagarse constantemente los tratamientos de enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión, lo cual hace que corten los tratamientos por falta de dinero y sufran crisis graves de diabetes o crisis hipertensivas, y ambas cursan con alta mortalidad.

Otro desafío es la todavía alta mortalidad materno-infantil.

-Y ¿en qué medida ayudan los proyectos de cooperación?,  muchos se preguntan si realmente sirven para algo…..   

Claro que sirven. Nosotros sobre el terreno, podemos hacer muchas cosas gracias a estos proyectos, que cambian la vida de la gente en muchos aspectos, incluidas las campañas de salud y de cirugía. Yo estoy convencida que los cambios comienzan en la base, y cada vida es importante, no podemos salvar a todo el mundo pero cada vida que salvamos es muy importante para esa persona y su familia. Cada gota de agua forma el océano, como se suele decir.

Y yo digo que lo que seguro no sirve es lo que no damos, el dinero que no llega es el que no se da, si no damos, seguro que no llega.

-Tu publicaste un atlas de enfermedades de África, entre ellas la Viruela del Mono, que ha vuelto a detectarse en España. ¿Allí es una epidemia? ¿cuál es su situación?

Pues yo en Kinshasa concretamente, viendo en nuestro hospital más de 120 pacientes diarios, no he visto todavía ningún caso en el último mes. Siempre ha habido regiones del interior afectadas por la viruela en el Congo, y seguro que es ahí donde hay casos, pero yo en la ciudad de Kinshasa donde vivo y donde hay más de 20 millones de habitantes no puedo hablar de epidemia.

-Para terminar, dinos qué  pueden aportar a los médicos,   como profesionales y como personas,  las acciones de cooperación en lugares como El Congo. 

A los médicos las acciones de cooperación les pueden aportar sabiduría, crecimiento personal y la alegría de darse. En la sociedad actual, yo siento que hay mucha gente que no sabe lo que es la alegría de darse, la alegría de dar tu tiempo, tu saber, y darlo gratuitamente.  A veces escucho con tristeza: “¿cuánto me van a dar por ello?. Las mejores cosas de la vida no valen dinero: el amor, la familia, el sentirse bien con uno mismo y con los demás, el tiempo, nuestra aportación a la sociedad. Tenemos que recuperar la alegría de dar, de darnos.

En cooperación también se aprende mucho. Formamos al personal local pero también podemos aprender mucho de ellos, de como se las apañan con poco material y pocos medios, y también de la capacidad de sacrificio, de resiliencia, de su vivir al día, vivir el presente o su apertura a la transcendencia.

Y también permite conocer patología que ya casi no se ve en el mundo Occidental, o se ve en fases incipientes y aquí se ve muy avanzada y a veces cuesta saber diagnosticarla.

Por último,  creo que la cooperación nos aporta humildad. Sentirnos en un mundo tan grande, donde no sabemos todo, donde no podemos solucionar todo y donde nos sentimos limitados, y sentimos incluso más nuestros propios límites para tener que hacer frente a la falta de agua, de luz, de alimentos, de internet.