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El Servicio de Cirugía Cardiovascular de Valdecilla  ha cumplido medio siglo de historia como un referente nacional e internacional

El doctor J. Francisco Nistal,  jefe de Sección del Servicio y catedrático de Cirugía, ha formado parte de su historia desde hace 44 años    

El Servicio de Cirugía Cardiovascular de Valdecilla ha cumplido 50 años de historia en los que se ha mantenido como  referencia a nivel nacional e internacional. El doctor José Francisco Nistal comenzó su primer día de trabajo en el Servicio, como médico residente,  el 2 de enero de 1980.  Después de  completar su  residencia a finales de 1984,  defendió su Tesis Doctoral en 1986 y se  fue a trabajar al País Vasco y al Hospital General de Asturias (el actual Hospital Universitario Central de Asturias, HUCA) pero volvió a  Valdecilla en enero de 1991 y  allí  continúa  como Jefe de Sección en Cirugía Cardiovascular. Es,  por lo tanto,  un testigo de excepción del medio siglo de  historia de esta Unidad.

-¿Cuántos profesionales estabais en el Servicio y cuántos hay ahora?

Cuando entré como residente había en el servicio 6 cirujanos y 4 médicos residentes. Actualmente contamos con 14 cirujanos y 3 residentes.

-Han pasado 50 años desde que comenzó el Servicio que fue la antesala del liderazgo que en la actualidad tiene Valdecilla en este tipo de cirugías ¿te imaginabas esta realidad?

Desde la puesta en marcha del Servicio por el Dr. Carlos Gómez Durán, y gracias a su iniciativa y
visión, nuestra unidad se situó entre las mejores del país y ha mantenido posiciones destacadas en
varios campos de nuestra especialidad. Durante mi periodo de formación, el Servicio mantuvo una
destacada proyección internacional. Se organizaban con frecuencia reuniones y cursos formativos de ámbito internacional. Recibíamos a menudo a cardiocirujanos extranjeros, solos o en delegaciones, que visitaban el servicio interesados en las novedosas técnicas desarrolladas y en la propia estructura del servicio. Esta atmósfera, en la que la investigación jugaba un papel medular, hacía pronosticar nuestro prometedor futuro como centro de referencia de Cirugía Cardiovascular en España y a nivel internacional.

-La cirugía cardiaca es una de las que más ha evolucionado en las últimas décadas ¿se parece en la actualidad a lo que viviste tu como cirujano en los años 80?

La especialidad ha evolucionado mucho, y lo sigue haciendo empujada por tecnologías que progresan a velocidad acelerada. Durante los primeros años de andadura del servicio, los pacientes mayores de 65 años ni siquiera se discutían como candidatos a cirugía a corazón abierto, pues se asumía que estos pacientes no tolerarían la circulación extracorpórea, técnica imprescindible para este tipo de operaciones. En la actualidad, la mayor parte de nuestros pacientes superan la edad considerada prohibitiva en los años 70. Por otra parte, campos inexistentes o prácticamente inasequibles en esa época, como la gran cirugía de la aorta, la de las cardiopatías congénitas complejas, el soporte circulatorio mecánico (corazón artificial), la cirugía de las arritmias o el trasplante cardiaco se han desarrollado y refinado hasta convertirse en práctica cotidiana en los centros de excelencia.

-Fuisteis pioneros en muchos aspectos de esta práctica ¿os sentís los profesionales de aquella época reconocidos por la labor que realizasteis?

No quiero personalizar, pero sí afirmo que nuestro servicio ha contado con profesionales
extraordinarios que no han recibido el reconocimiento que merecían. Por otra parte, es bien
conocido que el español es un sistema sanitario cuya paradójica y precaria viabilidad económica se
basa en bajos salarios de todos los profesionales y nula remuneración de la responsabilidad, que
justificaría diferencias salariales mucho más acusadas entre estratos profesionales y dentro de cada estrato profesional. Este problema no se ha querido resolver y, en los actuales tiempos de globalización, explica la fuga fuera del país de todo tipo de profesionales sanitarios. Un drama:
nosotros pagamos su formación, pero otros países con más visión les ofrecen mejores condiciones
laborales y salariales y se benefician de sus servicios. Por cierto, el problema no se soluciona
formando más médicos. Si formamos más médicos no tendremos más, simplemente gastaremos más y se irán más.

-Y, en general, ¿crees que ha cambiado mucho el hospital?

Efectivamente, el hospital ha cambiado mucho a diferentes niveles: estructural, organizativo y de
orientación hacia las patologías, con abordajes multidisciplinares muy especializados, y hacia el
paciente, con una medicina más personalizada y humanizada. El número de camas hospitalarias se ha reducido progresivamente en paralelo con la puesta en marcha de soluciones alternativas a la
hospitalización clásica y la reducción de la agresividad de los procedimientos. Desde el punto de vista de las infraestructuras físicas, el cambio también fue muy marcado. Pasamos de la convivencia del entonces nuevo hospital, con los viejos pabellones supervivientes de la Casa de Salud Marqués de Valdecilla y con la Residencia Sanitaria Cantabria a, tras el trágico accidente de 1999, la integración de todas las unidades y servicios en un único centro renovado dentro del solar original de Valdecilla.

-Eres Catedrático y Profesor de Cirugía de la Facultad de Medicina de la UC. ¿ha cambiado mucho el perfil de los alumnos en los últimos tiempos? ?

Mi relación con la Facultad de Medicina de la UC se prolonga ya más de cuatro décadas y en este
periodo se ha producido un cambio demográfico muy evidente en nuestro estudiantado. Hemos
pasado de la paridad, o predominio de varones, en los años 70 del siglo pasado a un 80% de mujeres en la actualidad. La introducción del distrito abierto y el programa Erasmus fueron como soplos de aire fresco que nos trajeron estudiantes de todas las regiones de España y de otros países europeos y que facilitaron el desplazamiento de los nuestros a otras universidades de Europa. Además, parece un tópico decir que nuestros alumnos tienen unas notas muy altas en las pruebas de acceso a la Universidad y que, por tanto, deben ser de los mejores de sus cursos, pero no por repetido es menos cierto. No tienen pues, en su gran mayoría, problemas de aptitud, pero en los últimos años detecto un progresivo cambio de actitud. Los estudiantes priorizan en la actualidad el acceso al programa MIR sobre su formación como médicos y esperan aprender la profesión durante la residencia. Dado que la formación MIR es especializada, esta nueva filosofía implica el riesgo de perder la perspectiva global acerca del ser humano sano y enfermo, que tradicionalmente proporcionaban los estudios de Medicina.