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«Aunque a todos nos deslumbra la tecnología, el diagnóstico de las enfermedades sigue recayendo sobre los médicos «clínicos» y ellos no siempre necesitan una prueba de imagen para manejar un paciente»

El doctor Juan Jordá  estudió  Medicina en la Universidad de Cantabria entre 1996 y 2002,  e hizo la especialidad de Radiodiagnóstico en el Hospital Valdecilla  entre 2003 y 2007. Desde que terminó la residencia ha ocupado un puesto de radiólogo vascular intervencionista en el hospital cántabro donde  maneja fundamentalmente angiógrafos y  realiza cateterismos para ver y tratar las arterias y venas de las piernas, brazos, tórax y abdomen,  al igual  que los cardiólogos hemodinamistas lo hacen con las del corazón. Pero en su  Servicio no solo  se limitan al diagnóstico, sino que también pueden  tapar arterias que sangran, dilatar y poner stents en arterias obstruidas, por ejemplo.  Y además de los procedimientos endovasculares, realizan otras intervenciones que se benefician del uso de los rayos X en tiempo real y del manejo de catéteres y guías, como la  colocación de drenajes en los riñones cuando están «atascados» -nefrostomías- o  sondas en el estómago para alimentación-gastrostomías-. En esta entrevista para el COM Cantabria, este joven experto aborda la actualidad de la radiología intervencionista  con motivo del Día Mundial de esta especialidad.

-El próximo viernes se celebra el Día de la Radiología ¿qué hay que transmitir a la sociedad de esta especialidad?

Cuando era estudiante y me hablaban de radiología, pensaba en las clásicas secuencias de los dibujos animados en las que se veía el esqueleto de los personajes gracias a los rayos x. Aunque cada vez es menos frecuente, todavía hay bastante gente que sigue teniendo una visión muy limitada de lo mucho que abarca la especialidad y lo variado de las técnicas que se usan. Hace ya muchos años que el radiólogo no es un tipo que hace radiografías. Hoy en día en un servicio de radiodiagnóstico se hacen también ecografías, escáneres, resonancias, angiografías y todo tipo de procedimientos guiados por la imagen y en el seno de equipos complejos en los que, además de médicos radiólogos, hay enfermeras, auxiliares, técnicos de imagen, administrativos y celadores.

El otro punto a recalcar es el de que, aunque a todos nos deslumbra la tecnología, el diagnóstico de las enfermedades sigue recayendo sobre los médicos «clínicos» y ellos no siempre necesitan una prueba de imagen para manejar un paciente. Si tu médico no te pide un scaner, probablemente sea porque no es necesario.

-Vuestra especialidad ha evolucionado como casi ninguna en la última década ¿es ahora la gran imprescindible para otras especialidades?

No. Es cierto que la radiología ha experimentado grandes avances, y lo seguirá haciendo. Pero en Medicina no hay un gran imprescindible. Desde los equipos de Atención Primaria hasta los cirujanos más especializados, hay toda una secuencia de eslabones que terminan formando esa cadena que es el proceso asistencial. La radiología, ciertamente, aporta mucho valor en esta cadena, pero de nada sirve la prueba de imagen que confirma o descarta apendicitis si antes no ha habido un clínico que escuchase al paciente y lo explorase, unos médicos de laboratorio con sus analíticas, y luego un cirujano con su anestesista que opere, etc.

-Supongo que la coordinación de vuestro servicio con los demás en un hospital como Valdecilla es fundamental…..

Supones bien. Ya he mencionado que la radiología es sólo una parte de un proceso mayor. Las pruebas de imagen necesitan buena información clínica para ser bien dirigidas e interpretadas. Los procesos intervencionistas, además, necesitan la colaboración de anestesistas, la disponibilidad de cirujanos por si se complican y camas en las que ingresar, etc. En definitiva, necesitamos que nuestros compañeros hagan un buen trabajo para poder hacerlo nosotros y viceversa. En este sentido las tecnologías de la información deberían ayudarnos, pero existe un gran retraso en cuanto a la implantación de las mismas en nuestro entorno, y esto es frustrante. Tenemos máquinas de millones de euros pero seguimos recibiendo las solicitudes de exploraciones de Atención Primaria en volantes de papel o citando los pacientes con un software que sólo nos permite huecos de 20 minutos.

¿Cómo os afecta la IA? ¿la usáis en vuestro servicio?

Siguiendo con lo que respondía a la pregunta anterior, la adopción de avances tecnológicos es lenta. A día de hoy, la IA no nos afecta, y debería. Existen empresas ofreciendo programas de diagnóstico asistido por computación que bien empleados podrían facilitar nuestro trabajo, pero la carga asistencial nos impide siquiera valorar esas propuestas. Programas de detección automática podrían ser empleados como un primer filtro para que estudios que ahora ni se informan (cierto volumen de radiología simple de urgencias y primaria) fueran valorados después por radiólogos. Y esto por mencionar sólo ejemplos de IA enfocada a la imagen. Si entramos en otros campos de la IA más cercanos al omnipresente ChatGPT y modelos grandes de lenguaje similares, hay todo un mundo de mejoras posibles tanto en cuanto a volumen y calidad de los informes como a gestión de las citas, documentación de los procesos y automatización de tareas.

Aunque no me lo preguntas directamente, añado que yo personalmente no le temo a la IA. Se habla mucho de cómo numerosos trabajos cualificados corren peligro con la llegada de esta tecnología, y de hecho este año algunas personas que venían a informarse de cara a su elección de residencia manifestaban esta preocupación respecto a radiología. Yo viví algo similar cuando apareció la telerradiología: estaba convencido de que un montón de radiólogos de la India informarían nuestras exploraciones a mucho menor coste; la realidad es que al final la telerradiología ha servido para que podamos atender a más gente, trabajar mejor con equipos de otros hospitales, evaluar desde casa las urgencias cuando estamos de guardia no presencial y trabajar algunas mañanas desde casa. Tengo la esperanza de que con la IA mejoremos sin pagar coste en empleos.

-Y ¿es la Radiología una de las especialidades más demandada por las nuevas generaciones de médicos?

Siendo sincero, no sabría qué decir. La manera más sencilla de responder es echar un vistazo a los números de nota del exámen MIR y ver qué eligen. Mi sensación es que las nuevas generaciones tienden más a buscar las especialidades con mejor calidad de vida y retorno económico, y hacen bien. Atendiendo a ese criterio, especialidades sin guardias o con pocas y con facilidad para trabajar en la esfera privada (como pueden ser dermatología, oftalmología y cirugía plástica) estarían arriba entre las elegidas. Yo recomiendo a todo recién licenciado que tenga radiodiagnóstico entre sus primeras opciones, pues es una especialidad en la que uno puede trabajar desde el cubículo cerrado sin relación con el mundo exterior hasta la sala de intervencionismo en la que charlas con el paciente mientras le abres una arteria, desde la tranquilidad de una citación ambulante y homogénea de resonancias hasta el estrés y emoción de la guardia para detener hemorragias o sacar trombos en pacientes con ictus.

-Para terminar, vuestro servicio estreno nuevos angiógrafos el año pasado, un avance importante para vuestro trabajo ¿cuáles son ahora vuestros objetivos a medio plazo?

A todos nos gustan los juguetes nuevos. Estamos como niños el día de reyes, pero ahora que tenemos la bicicleta, toca salir a pedalear y darle un buen uso. Hemos incrementado y mejorado mucho nuestros equipos tecnológicos, ahora hay que afinar personal y organización para sacarles el máximo partido. Por otra parte, la renovación tecnológica no cesa: los angiógrafos son vistosos, pero ahora mismo se están renovando unos cuantos equipos de radiología simple y moviendo de sitio un telemando, después tenemos ya prevista la renovación de cierto número de ecógrafos y para cuando terminemos con eso tendremos que empezar a renovar TACs.

Hay otros temas pendientes, como lograr sacar tiempo para aumentar nuestra participación en investigación y en formación, los grandes relegados cuando las citas de espera pesan sobre nuestras espaldas.