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Las doctoras María Jesús Cabero y Henar Rebollo explicaron en el ciclo Aula de Salud las principales virtudes de esta práctica médica
El Colegio de Médicos acogió la jornada organizada por la institución colegial y El Diario Montañés
“Las vacunas son un milagro. Cada euro que se invierte en ellas aporta multitud de beneficios”. Así definía esta práctica médica la jefa de la sección de Pediatría del Hospital Valdecilla, la doctora María Jesús Cabero. Junto a la jefa de la sección preventiva del citado hospital, la doctora Henar Rebollo, protagonizaron la conferencia Las 10 razones por las que vacunarse del ciclo Aula de Salud que organiza el Colegio de Médicos y El Diario Montañés.
En Cantabria las tasas de vacunación son muy altas, “rondan el 98%”. A diferencia de otras provincias en las que existen movimientos antivacunas, en la región se registran muy pocos casos que no cumplan con el calendario de pinchazos. “Hay algunos grupos de población en riesgo de exclusión que no lo llevan a cabo, pero es una cifra muy baja”, aseguró Cabero.
La primera de las diez razones para vacunarse hace referencia a los más pequeños. Las profesionales aseguran que estas inyecciones cumplen una acción preventiva que les acompañará a lo largo de toda su vida. “Hay muchas enfermedades que prácticamente han desaparecido y con recibir un pinchazo en la infancia nos aseguramos de no padecerla nunca y de que su erradicación esté más cerca”.
El calendario de vacunas infantil marca aquellas financiadas en cada comunidad autónoma y las recomendadas. Esto no quiere decir que “no sean buenas”, sino que no suponen un riesgo para la salud en ese lugar, explica Rebollo. Asegura que se está estudiando la posibilidad de crear un calendario igual para todo el país que “no dependa de cuánto presupuesto se destine en cada punto de España a esta práctica”.
Los beneficios son individuales y colectivos. “La existencia de personas sin vacunar aumenta las posibilidades de reemergencia”. Ponen el ejemplo de Marine Eraville, una adolescente de Francia que murió este verano por sarampión. Ella no podía vacunarse porque le habían hecho un trasplante de corazón cuando tenía dos años (era inmunodeprimida), pero contrajo la enfermedad por contagio de alguien que había decidido no recibir la inyección. “Es cuestión de solidaridad. Hay dolencias que no nos supondrían la muerte a nosotros, pero sí a otros con los que podríamos cruzarnos”. Y es que, aunque sea una creencia extendida que algunas enfermedades inmuprevenibles –como la rubeola o la tuberculosis– han desaparecido, lo cierto es que no vacunarse contra ellas puede provocar su regreso.
Siempre existen riesgos, las doctoras lo reconocen. “Cualquier medicamento o práctica médica entraña algún efecto secundario, aunque la mayoría de nosotros no lo sufriremos”, apunta Rebollo. Los beneficios son siempre mayores y las enfermedades que evitan las vacunas son mucho más peligrosas que los posibles efectos adversos. “El 80% de las contraindicaciones son banales y corresponden con ligeras hinchazones en la zona del pinchazo, rojez o una fiebre transitoria”. Estos efectos secundarios “se magnifican por terceros en muchas ocasiones”. Hacen hincapié en la existencia de algunos medios sensacionalistas o páginas web sin respaldo médico. “Muchas personas se apoyan en todo lo que leen. Es muy importante consumir información de medios que contrasten los datos y consulten a especialistas”.
Las mujeres embarazadas son uno de los grupos de población en riesgo. Cabero narra que, no hace muchos años, era habitual ver a niños ingresados en cuidados intensivos, incluso había algunos casos que morían en Valdecilla por tosferina. “Ahora es muy complicado que esto ocurra, las futuras madres están muy concienciadas y ninguna se lo piensa dos veces antes de enfrentarse a la aguja”. La meningitis es otra de las enfermedades que más han descendido en los más pequeños gracias a este tipo de inyecciones.
Aunque la mayoría de vacunas se destinan a los niños, hay grupos de adultos que también deben someterse a la aguja. La gripe es la más extendida –en personas mayores de 60 años o en riesgo de sufrir complicaciones–, “pero aquellas personas que han recibido un trasplante también pueden caer en alguna enfermedad, por lo que deben consultar con su médico para que determine si debe vacunarse o no”.
También hay que ser muy cuidadoso cuando se planifica un viaje. “Ahora viajamos más que nunca. Hay que preguntar a un médico sobre las enfermedades comunes en el destino y pedir cita para recibir la correspondiente inyección”. Las ONG que actúan en África son, asegura Cabero, “un milagro” y el mejor ejemplo de la efectividad de las vacunas.
Las generaciones venideras serán las grandes beneficiarias de las vacunas del presente. “Esta práctica ha reducido, incluso erradicado, enfermedades que mataron o provocaron grandes discapacidades a generaciones no tan lejanas”. Es “nuestra responsabilidad” no desandar el camino ya recorrido, según informa Angela Casado en El Diario Montañés.