Noticias
18
Ene
La OMS lanza un plan para acelerar el desarrollo de la vacuna contra la tuberculosis
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha anunciado la puesta en marcha de un nuevo Consejo Acelerador de Vacunas contra la Tuberculosis siguiendo el ejemplo de la COVID-19, cuando se consiguió desarrollar una vacuna totalmente nueva en tan solo un año.
Según ha resaltado Tedros durante la jornada ‘Acabar con la tuberculosis: ¿cómo lograrlo?’, celebrada este martes dentro de las actividades del Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), este consejo facilitará la autorización y el uso de nuevas vacunas contra la tuberculosis, «acelerando la coordinación entre financiadores, organismos mundiales, gobiernos y pacientes para identificar y superar los obstáculos al desarrollo de vacunas contra la tuberculosis».
«Una de las lecciones más importantes de la respuesta a la pandemia de COVID-19 es que las intervenciones sanitarias innovadoras pueden llevarse a cabo rápidamente si se les da prioridad política y se financian adecuadamente. Los retos que plantean la tuberculosis y la COVID-19 son diferentes, pero los ingredientes que aceleran la ciencia, la investigación y la innovación son los mismos: inversión pública urgente y anticipada, apoyo de la filantropía y compromiso del sector privado y las comunidades. Creemos que el campo de la tuberculosis se beneficiará de una coordinación similar de alto nivel», ha señalado Tedros.
No se ha autorizado ninguna nueva vacuna contra la tuberculosis en 100 años. De hecho, la BCG es actualmente la única vacuna autorizada contra la enfermedad. Aunque ofrece una eficacia moderada en la prevención de formas graves de tuberculosis en lactantes y niños pequeños, no protege adecuadamente a los adolescentes y adultos, que representan cerca del 90 por ciento de los casos en todo el mundo.
Sin embargo, las perspectivas de nuevas vacunas eficaces contra la tuberculosis han mejorado en los últimos años, con al menos 16 vacunas candidatas en fase de desarrollo, tal y como ha recordado Tedros.
El máximo dirigente de la OMS ha afirmado que muchas de las vacunas contra la tuberculosis en investigación ya eran candidatas antes de la pandemia, pero que «todo el mundo se centró en encontrar una vacuna contra la COVID-19, por lo que se aceleró su desarrollo, mientras algunas de tuberculosis llevan décadas desarrollándose».
Por ello, Tedros ha reclamado «un compromiso renovado y un sentido de urgencia» para acelerar la vacuna contra la tuberculosis. «Puede ser desarrollada. Si fue hecha para la COVID-19 está claro que puede serlo también para la tuberculosis. Si utilizamos las lecciones de la COVID-19 es posible», ha insistido.
Un estudio encargado por la OMS en diciembre de 2022 estimó que, en 25 años, una vacuna con una eficacia del 50 por ciento en la prevención de la tuberculosis entre adolescentes y adultos podría evitar hasta 76 millones de nuevos casos, 8,5 millones de muertes, 42 millones de tratamientos con antibióticos y 6.500 millones de dólares (6.023 millones de euros) en costes para los hogares afectados por la tuberculosis, especialmente para los más pobres y vulnerables.
En el caso de que su eficacia fuera del 75 por ciento, se podrían evitar hasta 110 millones de nuevos casos de tuberculosis y 12,3 millones de muertes. El estudio sugiere además que cada euro invertido en una vacuna con una eficacia del 50 por ciento podría generar un rendimiento económico de 6 euros en términos de costes sanitarios evitados y aumento de la productividad.
Tanto el ministro de Sanidad de India, Mansukh Mandaviya, como la congresista de Filipinas Gloria Macapagal Arroyo han coincidido en que la vacuna contra la tuberculosis podría «cambiar las reglas del juego». «Al igual que las vacunas cambiaron las reglas del juego
en la lucha contra la COVID-19, abogamos por aprobar una nueva vacuna contra la tuberculosis para 2025 y ponerla a disposición de adultos y adolescentes en los países afectados por la tuberculosis. India está plenamente preparada y en una fase avanzada para llevar esto adelante», ha indicado Mandaviya.
En la misma línea, el director de la organización Wellcome Trust, Jeremy Farrar, ha defendido que la vacuna contra la tuberculosis «cambiaría las reglas del juego», pero ha reiterado que deben estar acompañadas de otras herramientas, como las pruebas diagnósticas o sistemas sanitarios «fuertes».
Farrar ha asegurado que «por primera vez» en su carrera siente que esta década puede suponer «un verdadero cambio» en la lucha contra la tuberculosis, pero ha instado a no esperar a la vacuna. «No sabemos cuándo la vamos a tener. Las vacunas cambiarán las reglas del juego pero cuando sean integradas dentro de un todo», ha apostillado.
En 2021, más de 10 millones de personas enfermaron de tuberculosis. A pesar de ser una enfermedad prevenible y curable, alrededor de 1,5 millones de personas mueren de tuberculosis cada año, lo que la convierte en la principal causa de muerte infecciosa en el mundo.
En su informe anual, publicado en octubre, la OMS advirtió de un aumento del 4,5 por ciento de los casos de tuberculosis en 2021 en comparación con 2020, debido a las consecuencias de la pandemia de COVID-19. En total, enfermaron un total de 10,6 millones de personas y 1,6 millones murieron (incluidas 187.000 entre los seropositivos).
La tuberculosis está causada por la bacteria ‘Mycobacterium tuberculosis’ y suele afectar a los pulmones. Se propaga por el aire cuando las personas con tuberculosis pulmonar tosen, estornudan o escupen. Una persona sólo necesita inhalar unos pocos gérmenes para infectarse.
La tuberculosis es la principal causa de muerte entre las personas con VIH y también una de las principales responsables de la resistencia a los antimicrobianos.
La mayoría de las personas que enferman de tuberculosis viven en países de ingresos bajos y medios, pero está presente en todo el mundo. Aproximadamente la mitad de las personas con esta enfermedad se encuentran en 8 países: Bangladesh, China, India, Indonesia, Nigeria, Pakistán, Filipinas y Sudáfrica.
A raíz de estos datos, Tedros ha denunciado que la tuberculosis «es la enfermedad de los pobres», mientras que los países ricos, donde ya es prácticamente testimonial, no dedican suficientes recursos ni atención.
«Parece que no es el problema de los países ricos. Es un patrón que hemos visto una y otra vez. En 2014, cuando el ébola entró a las fronteras de los países ricos, todo el mundo se volvió loco, con un solo caso. Con la COVID-19 fue la misma reacción. ¿Cuándo vamos a parar con este comportamiento? La tuberculosis tiene que ser un problema global. El mundo debería empezar a ayudar a toda la humanidad porque somos una gran familia», ha esgrimido.
Al hilo, el director ejecutivo del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, Peter Sands, ha cargado contra los países ricos por el escaso progreso en la lucha contra esta enfermedad: «Deberíamos estar avergonzados. Es una enfermedad que ha estado entre nosotros durante tiempo y hemos demostrado que se puede erradicar, pero hemos permitido que millones de personas en países pobres continúen poniéndose enfermas y muriendo».
Como aspecto positivo, Sands ha apuntado que en los últimos años se está percibiendo más «voluntad política» contra la tuberculosis. «Tenemos una nueva generación de herramientas, la esperanza de una vacuna, tenemos mejores medicamentos para la tuberculosis resistente a medicamentos… Pero mi temor es que tener mejores herramientas no va a ser suficiente si no tenemos determinación», ha remachado.