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La aplicación de la Ley de Eutanasia despierta críticas contundentes

La actual presidenta de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Cantabria, María del Pilar Manterola intervino en el 44 Congreso de Semergen celebrado en Sevilla. El análisis de expertos en Bioética apunta a déficits en la formación de los profesionales sobre una ley nacida sin consenso

La Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia entró en vigor en marzo de 2021 en España. La nula participación de los colegios profesionales y las sociedades científicas en la elaboración fue un asunto criticado en su momento y que empieza a pasar factura tras su primer año de aplicación. El 44º Congreso Nacional de Semergen, que se celebró durante los día 4 y 5 de octubre  en Sevilla, acogió una mesa redonda en la que se analizó la percepción de los profesionales de Atención Primaria y se esbozaron críticas contundentes. La mesa redonda fue moderada por el ex presidente de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Cantabria, el doctor José Francisco Díaz.

La actual presidenta de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Cantabria, María del Pilar Manterola, doctora del Centro de Salud Astillero y miembro del Grupo de Trabajo de Bioética y Humanidades de Semergen, trasladó algunas impresiones recogidas por este Grupo a través de diez preguntas a médicos de Atención Primaria en las que analizaban si se habían recibido casos, si sabían cómo gestionarlo y qué valoraciones hacían. “Mayoritariamente los encuestados no habían recibido casos, pero sí conocían algunos a través de compañeros. En una proporción parecida habían sabido gestionarlo y por otro lado había una disparidad clara a la hora de la formación recibida a nivel de su gerencia que llega solo al 30 % de los casos”, explicó.

Sobre las valoraciones, “muchos opinan que es una ley injusta, garantista, atroz, en la que jugamos a ser dios, que no iban a sumar responsabilidades de los demás y, por otro lado, había gente que aplaudía que se empezara a hacer algo al final de la vida y que había que respetar que, si se vive dignamente, debe ser posible morir dignamente”.

Desde su punto de vista, una conclusión importante apunta a “un déficit significativo en la formación de los profesionales que hay que mejorar”. “Es una ley que realmente nos ha venido impuesta. No parte del consenso con las sociedades científicas ni los Colegios de médicos. Fue una ley que se aprobó políticamente y que está ahí, estés a favor o en contra, es un derecho que se ha creado al ciudadano y que hay que intentar manejar de la mejor manera posible y siempre respetando la objeción de conciencia del profesional. Nadie te puede obligar a hacer algo a lo que por convicciones morales o religiosas te opones”, aclaró.

Refuerzos en Cuidados Paliativos

Para muchos profesionales es esencial potenciar los cuidados paliativos. Como experta en Bioética, la experta cree que “es una ley apresurada” y, de hecho, antes de poner en marcha una norma de este tipo la experta apuesta por “haber realizado otras políticas como, por ejemplo, reforzar los cuidados paliativos, garantizar que las personas pueden recibir unos cuidados paliativos con equidad y recursos suficientes”.

Asimismo, tanto la doctora Manterola como el otro ponente, el doctor Manuel José Mejías, del Centro de Salud Alamillo, en Sevilla, y Coordinador del Grupo de Trabajo de Dolor y Cuidados Paliativos de Semergen, ahondaron en cierta distorsión de la norma que propicia que las solicitudes que pueden llegar sean por cuestiones que no justifican una eutanasia: demencias, discapacidades, gente que se ve como una carga para su entorno, depresión, afecciones de salud mental, y que, en total, según las estimaciones de la doctora Manterola, pueden suponer un 20 % de las solicitudes. Son ejemplos de situaciones que son delicadas pero que claramente no responden al espectro que debería cubrir una medida de este tipo.

Ley de eutanasia

Por su parte, el doctor Mejías se mostró bastante crítico con el alcance, redacción e impacto de la Ley. De entrada, aludió a la propia definición excesivamente ambigua de la propia aplicación para “una enfermedad grave e incurable” y -dijo- que “adelantar la muerte es un término más correcto que eutanasia”. En ese sentido criticó el alcance de la norma que puede distorsionarse y esgrimió el término ‘Heterosuicido’, como “una manera de lanzar a la sociedad la responsabilidad de un acto que una persona que se quiere suicidar no quiere asumir”.

Para su aplicación, subrayó la importancia del Médico Consultor y destacó la falta de conocimientos sobre la propia ley entre los profesionales para afrontarla con garantías. Para el experto es importante “poner a disposición de muchos de estos pacientes herramientas adecuadas, de cuidados paliativos, de ayuda a domicilio, realización de valoraciones familiares, etc…; apostando por facilitar los recursos adecuados para que no se perciba que la única salida a una situación desesperante, que las hay, sea la eutanasia”. “No es un grito en contra de la eutanasia, se trata de garantizar que ante el deseo de adelantar la muerte el paciente tenga todas las herramientas que tenemos disponibles por ley”, explicó.