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El coloquio “Los Colegios de Médicos en el 2030” analiza el papel de las organizaciones colegiales y su evolución

La II Escuela de la Profesión Médica, celebrada del 21 al 23 de septiembre en Santander, reunió en su sesión inaugural al ex consejero de la Generalitat de Catalunya, Boi Ruiz, y el presidente de la Sala III del Tribunal Supremo, César Tolosa, como expertos protagonistas del coloquio ‘Los Colegios de Médicos en el año 2030’, en el que se analizó la naturaleza del papel de las organizaciones colegiales y cómo será su evolución durante los próximos años. La mesa estuvo moderada por el periodista cántabro Manuel Ángel Castañeda, presidente del Ateneo de Santander

El magistrado César Tolosa abrió las intervenciones partiendo del punto de partido jurídico desde el que nacen los colegios de médicos, “asociaciones de base privada pero dotadas de funciones públicas”, es decir, “tienen como función la defensa de la profesión, pero también el papel de garantizar a los ciudadanos que la Medicina se ejerce como un servicio de calidad”. Por ello, Tolosa explicó que “si no fuese así y no se defendiese también esta parte a los ciudadanos, la colegiación pasaría a ser voluntaria y los colegios serían gremios de derechos corporativos”. Igualmente, destacó que “los colegios son instituciones a conservar y a ser objeto de modificaciones para su eficiencia y eficacia”.

Por su parte, el exconsejero Boi Ruiz sostuvo la dualidad de los colegios para hablar, por una parte, de la profesión y, por otra parte, hablar del ejercicio clínico de la profesión.

En este sentido, indicó que “la sociedad concede a los médicos el derecho de ejercer las ciencias médicas y el médico, por su parte, responde con la obligación de atender a ciertas circunstancias como la autonomía del paciente, la confidencialidad y el secreto profesional, evitar los conflictos de intereses, etc.”, al tiempo que añadió que “todos esos compromisos se depositan en los Colegios y son un conjunto de elementos que caracterizan a la profesión”.

Debate sobre la colegiación

Así, Ruiz cuestionó que “si los valores de la profesión son de todos los médicos y los tenemos que proteger entre todos, ¿cómo podemos hacer voluntario algo que obliga a todos?”. Ante esta cuestión, Tolosa mencionó que “en el año 2002, el Tribunal Supremo se encontró con el primer problema sobre colegiación obligatoria” y recordó tanto la Ley de Colegiación Obligatoria del año 1974 como el año 2009 en el que “se hizo una llamada al legislador para que regulara el contenido de los colegios. Se concedió el plazo de un año para poner en marcha un nuevo modelo, pero a día de hoy, la Ley de Servicios Profesionales sigue sin existir porque nadie se atreve a establecer una regulación común de profesiones colegiadas, dado que no hay voluntariedad en la defensa de valores que no pueden ser voluntarios y que no afectan a todas las profesiones colegiadas por igual”.

Otra de las cuestiones paralelas que se plantearon en este coloquio es la conveniencia de la colegiación de los profesionales médicos que no trabajan en tareas asistenciales, sino que desarrollan su actividad en administraciones públicas, docencia o investigación.

A pesar de que el Código Deontológico, en su artículo 7, determina que “se entiende por acto médico toda actividad lícita, desarrollada por un profesional médico, legítimamente capacitado, sea en su aspecto asistencial, docente, investigador, pericial u otros, orientado a la curación de una enfermedad, al alivio de un padecimiento o a la promoción integral de la salud. Se incluyen actos diagnósticos, terapéuticos o de alivio del sufrimiento, así como la preservación y promoción de la salud, por medios directos o indirectos”; el magistrado valoró que los médicos investigadores entrarían en la “actividad que influye en la creación de técnicas al servicio de la profesión para el cuidado de los pacientes” pero planteó sus dudas “de que la docencia pueda asimilarse”, al tiempo que concluyó que el Código Deontológico, en su definición de acto médico, no es ley.

La relación con los colegiados

Este coloquio tuvo también lugar para valorar la visión de los colegiados sobre los colegios. Boi Ruiz afirmó que “cuando un colegio de médicos dice algo, la sociedad escucha porque se le considera autorizado, porque representa a todo el colectivo y se le toma en valor antes que a otras instituciones que solo representan a una parte de la profesión; pero el colegiado siente desapego con su colegio: no sabe lo que hace, no sabe para qué paga, etc.”. Por ello, Ruiz insistió en que “es importante explicar la utilidad de los colegios: en formación, en certificación, etc.”.

Añadió que “la carencia de explicar el profesionalismo durante el aprendizaje de la Medicina hace que no se comprenda la utilidad de los colegios, que es preservar esos valores”.