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Familia fija cuatro pilares para formar al sanitario en violencia de género
Los especialistas exigen a los ministerios de Sanidad e Igualdad que aborden este problema de salud pública
«La violencia de género es un problema de salud pública». Así lo afirma Lorenzo Armenteros, responsable del Grupo de Trabajo de Salud de la Mujer de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), tras conocer la intención de los ministerios de Sanidad e Igualdad de incorporar la formación en violencia de género a los contenidos curriculares de Medicina, Enfermería y Psicología. Una iniciativa que Armenteros califica de «necesaria» y, según explica a Redacción Médica, «la formación del sanitario en materia de violencia de género debe basarse en cuatro pilares: detección, acompañamiento, protección y herramientas no farmacológicas».
En cuanto al primero de ellos, la detección, Armenteros señala que «se tendrá que disponer de herramientas que permitan a los distintos profesionales de la salud detectar la violencia de género cuando la mujer no la declara formalmente». Esto, según el portavoz de la SEMG, «ocurre en muchos de los casos, o bien porque tienen miedo o por tener algún tipo de prejuicio a la hora de hablar del tema».
El acompañamiento es el segundo pilar que Armenteros ve como necesario en esta formación ya que «en una situación tan compleja y que afecta tanto a la esfera emocional como a la esfera orgánica, es importante que los sanitarios sepan cómo trabajar en estos casos para acompañar a la víctima y darle seguridad». Un pilar que va de la mano con el tercero, la protección. Según el especialista, «si acompañas a la víctima y le ofreces esa ayuda para que se sienta segura, la estás protegiendo. Una protección que debe mantenerse».
Por último, Armenteros señala como cuarto pilar, pero no menos importante, la inclusión de «herramientas no farmacológicas» en la formación en violencia de género del sanitario. En este sentido, añade que «no se debe medicalizar la violencia de género porque, en algunos casos, puede ser perjudicial. Por lo que hay que valorar dichas herramientas para hacer un tratamiento de la violencia de género sin tener que recetar exclusivamente fármacos».
Según añade el especialista, «se puede estar deprimido y sufrir violencia de género, pero si solo se trata la depresión o la ansiedad, se puede conseguir que la paciente se resigne a esa vida tan patológica o que, directamente, no sea capaz de responder ante situaciones de estrés debido al tratamiento».
Así debe ser el esquema de la formación en violencia de género
Estos cuatro pilares también son los adecuados y necesarios para Mariló Gallego, miembro del Grupo de Trabajo de Atención a la Mujer de Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). De hecho, va más allá y detalla a Redacción Médica un total de 11 puntos importantes que se enmarcan en la detección, acompañamiento, protección y herramientas no farmacológicas, y son los siguientes:
- Violencia de género como problema de Salud Pública.
- Diferenciar género de sexo.
- Las desigualdades de género en salud.
- Indicadores de sospecha de violencia de género.
- Detección precoz mediante cribado en Atención Primaria a través de entrevistas clínicas.
- Planes de actuación.
- Coordinación con otras instituciones para el seguimiento.
- Registro de la violencia de género en la historia clínica de salud.
- Paquete de medidas para paliarla.
- Obligaciones legales y ética de los profesionales de salud.
- Reciclaje y cuidado de los profesionales sanitarios.
Tratamiento multidisciplinar de la vilencia de género
A la hora de manejar la violencia de género, Armenteros es claro y señala que «el tratamiento de la violencia de género es un tratamiento multidisciplinar en el que estarían implicadas tanto estructuras médicas como no médicas». Esto sería así para «poder tener la garantía de que, una vez se abra esta caja de Pandora, se sepa acompañar y proteger a esa víctima en la decisión de haber decidido sacar su caso a flote». En este sentido, Armenteros defiende desde la SEMG que «el médico de Atención Primaria es clave para la detección de la vilencia de género». Por ello, no solo piden esta formación, sino que lo exigen. Una cuestión que necesita, según el especialista, «mayor implicación no solo de la propia especialidad, sino del resto de médicos para que juntos se logre ampliar la respuesta ante este problema».
Esta situación «no solo conlleva que se incluya formación en esta materia a los contenidos curriculares de los profesionales sanitarios, sino que se tiene que establecer una formación para los médicos que ya están en ejercicio y todas las especialidades que define Igualdad (Familia, Pediatría, Psiquiatría, Traumatología, Ginecología) deben disponer de un Plan de Violencia de Género, teniendo como base y principal a Medicina de Familia».
Esta idea también la comparte Gallego, quien asegura que «es necesario el reciclaje continuo de los profesionales sanitarios para que se detecte el problema». Una cuestión que, según Armenteros, se debe abordar cuanto antes, pero ante el cual, «una vez más, ni Sanidad ni Igualdad han acudido a las sociedades implicadas para abordarlo».
Asimismo, para saber cómo avanza este asunto, Redacción Médica ha intentado ponerse en contacto con el Ministerio de Sanidad en varias ocasiones, sin obtener respuesta alguna sobre ello hasta la fecha, informa Redacción Médica.