Medico Joven - MIR
Domingo Sánchez: “Las noticias de varios residentes que se han suicidado o lo han intentado son solo la punta del iceberg. Debemos ponernos en marcha y actuar”
01/10/21 El representante Nacional de Médicos Jóvenes y Promoción de Empleo del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) y residente de 5º año de Oncología Médica del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca (HCUVA), Domingo Sánchez, abordará “la salud mental de los médicos en formación ante la COVID-19”, durante el IX Congreso Nacional del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME) y III Encuentro Latinoamericano del PAIME. Un tema de gran importancia; ya que, tal y como asegura, “las noticias de varios residentes que se han suicidado o lo han intentado son solo la punta del iceberg. Debemos ponernos en marcha y actuar”
Esta novena edición del Congreso Nacional del PAIME tendrá lugar en Cádiz los días 4 y 5 de noviembre para abordar los principales retos en salud mental de la profesión médica. Este evento es organizado por la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSOMC) junto al Colegio de Médicos de Cádiz bajo el lema “Cuidando de ti, cuidando de todos”.
– ¿Qué supone la celebración del IX Congreso Nacional del PAIME en un año tan difícil por la pandemia?
Supone una oportunidad inmejorable para realizar un análisis de la situación y ofrecer una proyección futura que mejore la situación de los médicos en España. Esto es así porque de lo que vamos a hablar en este congreso no es otra cosa que el buscar herramientas de ayuda que puedan paliar las importantes consecuencias que la pandemia está teniendo para la salud mental de los profesionales médicos implicados en la misma.
– ¿Cómo ha sido el impacto de la COVID-19 sobre la salud mental de los médicos? ¿Por qué es importante la celebración del Congreso?
Ha sido brutal. Varios estudios han revelado el gran impacto que ha tenido y está teniendo esta pandemia en la salud mental de los médicos. Este impacto es doble, por un lado, como ciudadanos que hemos vistos limitadas nuestras proyecciones vitales durante unos meses donde las medidas de contención y control del virus las han hecho necesarias. Pero además de ello, tenemos por otro lado, la especial implicación que hemos tenido en el control de la pandemia en nuestros puestos de trabajo y como ello ha generado mayores tasas de estrés y ansiedad.
Un punto de encuentro para poder compartir todo lo que esta pandemia nos ha provocado es clave para sacar unas lecciones aprendidas y poder dirigir diferentes políticas que ayuden a paliar y a trabajar las consecuencias que se estén produciendo. Por ello, es más importante que nunca que se lleve a cabo la celebración del congreso.
– ¿En qué medida el periodo de aprendizaje de los MIR es, en determinadas ocasiones, proclive al estrés? ¿Y a la aparición de enfermedades mentales y/o adicciones?
Sobre esta situación también hay clara evidencia al respecto. El periodo del MIR es un aprendizaje progresivo de competencias en entornos clínicos reales. Durante esta etapa se combinan la parte la laboral y formativa. Si bien, actualmente es por todos sabido que existe un desequilibrio tendente hacia la primera. Esta situación potencia que el estrés esté más presente que nunca. Está claro que soportar largas jornadas de trabajo, con más de 60 horas en cómputos medios semanales y con elementos de privación del sueño como son las conocidas guardias, generan un caldo de cultivo donde el estrés es una constante. Cuando además se añade al mismo grandes dosis de autoexigencia, miedo al fracaso, estructuras jerárquicas férreas y pocos elementos de ayuda en tu entorno laboral, el resultado no puede ser bueno. De ahí pueden aflorar conductas disruptivas como las adicciones y ser también elementos potenciadores de enfermedades mentales.
– ¿Cómo la pandemia ha afectado esta situación? ¿Considera que puede haber secuelas?
Como he comentado anteriormente, la pandemia ha sido un catalizador e intensificador de todos esos elementos comentados previamente. Ha supuesto una prueba de estrés añadida para el sistema, lo que ha hecho tambalear sus cimientos y provocar un mayor peso sobre determinados colectivos, como es el caso de los profesionales en formación. No considero solo que puede haber secuelas, sino que ya las está habiendo. Las últimas noticias de varios residentes que se han suicidado o lo han intentado creo que son solo la punta de un iceberg cuya dimensión no es pequeña y sobre la que debemos ponernos en marcha y actuar.
– ¿Cuáles son los mayores riesgos a los que están expuestos en la residencia que repercuten a su salud mental?
También como he comentado previamente, las importantes cargas laborales a las que nos vemos sometidos con dinámicas de sobreesfuerzo y poco autocuidado son los mayores riesgos a los que nos vemos expuestos durante esta etapa. Además de ese riesgo está el que no se haga una prevención y detección temprana para evitar las consecuencias irreversibles que pueden condicionar la aparición de diferentes patologías.
– ¿Cómo durante esta etapa se puede prevenir la aparición de estas patologías?
Programas específicos de prevención y detección de estas patologías con participación tanto de colegios profesionales como de las administraciones sanitarias son clave para ayudar a mejorar la situación. Pero ya no solo eso, sino que debemos dar un paso más allá y trabajar también en determinados ámbitos de regulación que deban evitar que tener esas jornadas laborales interminables se vean como algo “normal” y propio de una etapa de formación. Y no solo eso, sino que debemos trabajar en cambiar la mentalidad sobre una parte importante de la profesión que justifica las mismas como parte intrínseca del aprendizaje médico. Algo que como profesión debemos ser capaces de poner en evidencia y solucionar. El futuro de nuestra profesión depende en gran medida de ello.
– ¿Qué espera de la celebración del Congreso?
Espero que sea un punto de encuentro para debatir y aprender sobre todo lo comentado anteriormente. Creo que es una oportunidad inmejorable para abordar cuestiones que están a la orden del día y sobre la que tanto colegios profesionales como administraciones sanitarias deben ponerse las pilas. Tenemos por delante el reto de hacer que este congreso cambie el rumbo del futuro. Tenemos la oportunidad de marcar las bases sobre las que plantear políticas de ayuda para mejorar la salud mental de los profesionales médicos