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Las agresiones a los profesionales del servicio público de salud
El Colegio de Médicos de Cantabria tiene a disposición de todos los colegiados un servicio de apoyo y ayuda para atender al profesional afectado y a través de su Asesoría Jurídica para iniciar y seguir los procedimientos necesarios hasta su conclusión. Articulo firmado por la Asesoría jurídica del Colegio de Médicos de Cantabria
Desgraciadamente cada vez con mayor frecuencia y las estadísticas así lo demuestran, se vienen produciendo por parte de los pacientes, ofensas, malos tratos, y, en otros casos, agresiones, a los médicos que generalmente prestan sus servicios en la sanidad pública.
Muchas son las situaciones que pueden producirse y casi siempre el médico se encuentra en una situación de manifiesta indefensión al carecer de los elementos de seguridad necesarios que garanticen el normal ejercicio de su actividad profesional.
Es generalmente el carácter o comportamiento violento del paciente o sus acompañantes y la discrepancia con la decisión del médico lo que da lugar a estas conductas tan incívicas como peligrosas.
Muchas veces se olvida que el facultativo no está para complacer al paciente o llevar a cabo aquello que pretenda, baja médica, prescripción de un determinado fármaco, derivación a un especialista etc. sino para hacer aquello que profesionalmente debe realizar aunque no resulte de su agrado.
Las discrepancias o desavenencias son lícitas y pueden y deben canalizarse a través de los procedimientos de reclamación establecidos para ello, pero lo que nunca pueden justificar es una actitud desconsiderada o incluso violenta hacia quienes están desempeñando su trabajo.
Estas situaciones que son de todo punto de vista inadmisibles y reprobables, requieren para poder ser perseguidas y sancionadas, que por parte del médico se lleve a cabo la correspondiente denuncia.
Ello es así porque si el médico no pone en conocimiento, bien de las autoridades competentes, o bien del propio Colegio Profesional, la existencia de estos hechos no es posible tener conocimiento de los mismos, lo que impedirá que se inicien los procedimientos tendentes a sancionar a los infractores, cuyas conductas quedarían impunes, con las nocivas consecuencias que ello comporta.
Hay que tener en cuenta además que la protección del médico de los Servicios Públicos de Salud, en el ámbito penal, es objeto de una especial protección, ya que frente a lo que sucede con los médicos que prestan sus servicios en la medicina privada, el personal estatutario tiene la condición, a efectos penales de funcionario y, en consecuencia, cualquier agresión que se produzca a su persona es considerada como delito de atentado y no como delito de malos tratos, o de lesiones, lo que conlleva una pena sustancialmente mayor.
Esta especial protección de que gozan los médicos, insistimos, carecería de eficacia práctica si no se lleva a cabo la correspondiente denuncia por los Facultativos afectados.
En este sentido conviene reiterar la existencia de un servicio especializado dentro de los Cuerpos de Seguridad del Estado, para investigar en su caso las agresiones producidas a los médicos, así como las reiteradas recomendaciones, por parte tanto de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado como por parte de la Fiscalía Superior de Cantabria, para que los médicos agredidos denuncien estos hechos y poder así conocerlos y perseguirlos.
El Colegio de Médicos de Cantabria tiene a disposición de todos los colegiados un servicio de apoyo y ayuda para atender al profesional afectado y a través de su Asesoría Jurídica para iniciar y seguir los procedimientos necesarios hasta su conclusión.
La denuncia no sólo es importante para que se sancione al infractor, sino que sirve además para trasladar a la sociedad la problemática existente en determinados supuestos, en las relaciones médico-paciente y el riesgo que la misma conlleva, así como para que se produzca un efecto disuasorio, al dar a conocer los pronunciamientos condenatorios que en este ámbito se producen, como los que recientemente se han producido.
Hay que tener en cuenta que muchas veces el paciente descontento no lleva a cabo la agresión al médico inicialmente, sino que esta se produce tras una discusión previa, que posteriormente pasa al insulto, después a la amenaza y finalmente, en ocasiones, a la agresión. Si se hubiera denunciado la situación previa, probablemente se hubiere evitado que se produjera la agresión final.
En otras ocasiones el conocimiento de las condenas por un delito de atentado al paciente agresor, sirve como elemento disuasorio para que otros pacientes puedan llevar a cabo tan reprobables conductas.
Es por ello que aun siendo conscientes de las molestias que la existencia de un procedimiento judicial de este tipo conlleva, es fundamental que todos los médicos colaboren en la averiguación y sanción de estos hechos, cuya forma principal de evitarlo es mediante la oportuna denuncia.
Asesoría jurídica del Colegio de Médicos de Cantabria