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Un estudio en siete hospitales infantiles muestra que el COVID-19 suele ser leve en los niños
En el estudio más grande de su tipo en Estados Unidos hasta la fecha, los investigadores del Hospital de Niños de Filadelfia (CHOP) y otros seis centros de PEDSnet, la red de investigación de datos clínicos del país, informan que de más de 135.000 pacientes pediátricos evaluados sobre SARS-CoV-2 en los sistemas de salud pediátrica, el 4% dio positivo para el virus, según publican en la revista ‘JAMA Pediatrics’
Sin embargo, los investigadores también encontraron que los pacientes de las minorías étnicas, los adolescentes, los pacientes con historial del seguro público y aquellos con ciertas condiciones médicas subyacentes tenían más probabilidades de dar positivo. Se observó una enfermedad más grave en el 7% de los niños con pruebas positivas, con factores de riesgo similares. Los datos de los hospitales infantiles del PEDSnet muestran un panorama detallado de la evolución de la pandemia entre los niños, lo que permite una evaluación rápida de los cambios regionales, así como el impacto de diferentes diagnósticos o tratamientos.
«Si bien el riesgo general es bajo en este grupo de niños, vemos disparidades significativas en aquellos que dan positivo y desarrollan una enfermedad grave, que sigue a lo que vemos en los adultos», explica Hanieh Razzaghi, subdirectora de la Coordinación de datos de PEDSnet Centro en el CHOP y co-primera autora del artículo.
«Los estudios futuros deben evaluar en qué medida la tasa más alta de resultados positivos en las pruebas refleja diferentes estrategias de pruebas en los grupos de pacientes, así como diferentes determinantes sociales del riesgo, como la exposición a la contaminación del aire y la probabilidad de que la familia continúe trabajando en persona esencial trabajos –recomienda–. Del mismo modo, es importante comprender las diferencias en la biología de la infección que causan diferentes tasas de síntomas entre pacientes, para que podamos proteger mejor a los niños con mayor riesgo».
En colaboración con otros seis grandes sistemas de salud infantil a través de PEDSnet, una red nacional de salud pediátrica que comprende más de 7 millones de pacientes, los investigadores examinaron los registros médicos electrónicos de 135.794 pacientes pediátricos que habían sido evaluados para el SARS-CoV-2 hasta el 8 de septiembre de 2020. De los analizados, 5.374 (4,0%) dieron positivo al virus.
Los investigadores observaron que aunque los pacientes negros, hispanos y asiáticos tenían menos probabilidades de hacerse la prueba, tenían de dos a cuatro veces más probabilidades de dar positivo que los pacientes blancos. Los pacientes que se sometieron a la prueba en urgencias o en un centro ambulatorio o que habían estado asegurados por un programa de seguro público como Medicaid en algún momento también tenían más probabilidades de dar positivo.
Los pacientes con afecciones de salud subyacentes a largo plazo, como cáncer, afecciones endocrinas como la diabetes y varios otros tipos de enfermedades crónicas, también tenían más probabilidades de dar positivo en la prueba del SARS-CoV-2. Sin embargo, los investigadores notaron que las personas con afecciones respiratorias no tenían un mayor riesgo de dar positivo en la prueba del virus y, de hecho, las personas con asma tenían menos probabilidades de dar positivo. De los 5.374 pacientes que dieron positivo, 359 (6,7%) desarrollaron una enfermedad grave que requirió hospitalización con síntomas respiratorios, cardiovasculares o específicos de COVID-19.
De ellos, el 27,6% requirió cuidados intensivos y el 9,2% requirió ventilación mecánica. En total, 8 pacientes que dieron positivo en la prueba murieron, lo que resultó en una tasa de letalidad del 0,15%. Esto se asoció fuertemente con tener múltiples condiciones complejas preexistentes en el sistema de salud.
Los investigadores encontraron que los pacientes de raza / etnia negra, edad menor de un año o mayor de 12 años, y antecedentes de seguro público tenían entre una y media y tres veces más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave. Los pacientes con una afección médica progresiva a largo plazo tenían casi seis veces más probabilidades.
Debido a que los investigadores obtuvieron los datos de registros médicos electrónicos, buscando pacientes que habían sido evaluados para SARS-CoV-2 en los centros PEDSnet, los pacientes del estudio se limitaron a aquellos a quienes los centros participantes eligieron para evaluar, ya fueran pacientes sintomáticos o detección necesaria antes de una admisión o procedimiento hospitalario. Por tanto, el estudio no incluyó un muestreo aleatorio de pacientes pediátricos. Sin embargo, los investigadores notaron que esta limitación se equilibró en parte al examinar tanto las tasas de prueba en general como las tasas de positividad.
«Para la mayoría de los pacientes pediátricos, el riesgo de infección por SARS-CoV-2 parece bajo en este entorno –resume el doctor Charles Bailey, investigador académico en informática clínica en CHOP y coautor principal del artículo–. Sin embargo, debemos tener cuidado de interpretar esto a la luz de cómo implementamos los recursos de prueba y de orientar esas pruebas hacia donde brindan el mayor beneficio».
«También estamos aprendiendo que los niños con algunas, pero no todas, afecciones crónicas son más probablemente tenga pruebas positivas –puntualiza–. Por ejemplo, vemos este efecto entre los niños con diabetes, pero no entre los niños con asma. Tenemos que trabajar más tanto en los paradigmas de investigación médica tradicionales como en la ciencia rápida y colaborativa para saber por qué estas diferencias existen tanto que podemos brindar una mejor atención a todos los pacientes pediátricos».