Entrevistas Post Covid
Dr. Tomás Vega. Médico internista del Hospital de Sierrallana
Estamos en la etapa post pandemia tras un largo camino recorrido contra el Covid-19. ¿Tenéis datos que os indiquen que puede haber un rebrote significativo? o ¿los pequeños focos que quedan en Cantabria son los normales por la influencia del contagio masivo que sufrimos?
Lo que pueda ocurrir en el futuro es una incógnita para los médicos, porque desconocemos el comportamiento del SARS CoV-2 a largo plazo y porque hasta que no se consiga una inmunización masiva de la población que nos proteja adecuadamente cualquier persona es susceptible de infectarse y de transmitir la enfermedad de forma más o menos evidente en su entorno familiar, social, laboral, etc… Confiamos ciegamente en la utilidad de las vacunas, actualmente en investigación, porque en otras ocasiones históricas han salvado millones de vidas y este es el único método útil para una protección universal.
Los fármacos antivirales hasta el momento han mostrado muy escasa eficacia y salvo novedades que serían bienvenidas no se esperan grandes avances a corto plazo en este sentido. Es por esto que las medidas generales de prevención que tanto estamos escuchando, como la utilización de mascarillas a modo de barrera, las distancias interpersonales, el lavado continuo de manos o la evitación de aglomeraciones multitudinarias por el momento son los métodos más sencillos, más baratos y más eficaces para contener la propagación de la epidemia, por más que en fechas previas fueran públicamente denostados por alguno de nuestros responsables políticos y si se hubieran utilizado adecuadamente desde el principio probablemente se podrían haber evitado muchas de las dramáticas consecuencias sanitarias, sociales y económicas que hemos vivido y vamos a vivir en los próximos meses. En este momento asistimos con gran preocupación a la aparición de brotes de nuevos casos más o menos aislados, pero con riesgo de expansión comunitaria inminente, que podrían volver a tensionar el sistema sanitario y la estructura socioeconómica general.
En Cantabria, afortunadamente, no se han producido hasta la fecha muchos repuntes, pero deberíamos todos, responsables políticos, sanitarios, profesionales y población en general, poner todo de nuestra parte para que esto no llegue a ocurrir de nuevo, porque revivir la situación de hace 3 meses sería una auténtica tragedia y un fracaso de toda la sociedad. En cualquier caso, soy optimista y pienso que en nuestro medio no volveremos a esa tesitura y quiero creer que progresivamente nos iremos acostumbrando a convivir con el COVID-19 y a disfrutar de una vida relativamente normal. Otra cosa bien distinta es lo que ocurre y ocurrirá en países con estructuras sanitarias diferentes a la nuestra.
Y aunque no haya rebrotes masivos ¿habéis previsto que otras epidemias con las que ya convivimos, como la gripe, pueden crear alarma y confusión por su sintomatología y colapsar el sistema público de Salud en momentos críticos como en el mes octubre?
Los profesionales sanitarios sabemos bien que la llegada del otoño y el invierno conllevan la aparición de infecciones estacionales como la gripe y otras viriasis respiratorias que descompensan a enfermos crónicos con pluripatología, que de repente deben recibir asistencia médica, ya sea en Atención Primaria o en medio hospitalario, y muchos casos se pueden llegar a confundir e incluso sumar a la presencia de COVID-19. Estas situaciones supondrán un nuevo examen para los sistemas sanitarios, públicos y privados, y su capacidad de respuesta ante momentos de sobrecarga asistencial. Quiero creer que la experiencia de las situaciones vividas han hecho ponerse las pilas a los responsables político-sanitarios, que deben tener prevista la forma más adecuada de superar esta más que probable crisis que nos aguarda, disponiendo de los recursos humanos, materiales, medidas de protección, sistemas organizativos, etc que nos permitan a los clínicos hacer frente con garantías de éxito a lo que se nos pueda venir encima en ese momento.
Cuéntanos qué papel juega el Servicio de Medicina Interna en la pandemia y si puede ayudar a que no se repitan errores como la escasez de medios de protección a los profesionales.
La COVID-19 es una enfermedad de etiología infecciosa, con una patogenia en la que tiene gran importancia la respuesta inmunológica del huésped, con manifestaciones respiratorias, neurológicas, cardiacas, hematológicas, digestivas, incluso psiquiátricas, con un gran impacto socio-familiar y que característicamente afecta de forma más frecuente y más grave a personas ancianas o con patologías previas y en la que es imprescindible actuar con sentido clínico, sensatez y claridad de ideas para optimizar el uso de unos recursos por definición limitados.
Todas estas características son las que definen a la especialidad de Medicina Interna y por eso los internistas somos imprescindibles para el manejo óptimo de esta enfermedad en el ámbito hospitalario, siempre con el apoyo de los súper-especialistas, con especial mención a los médicos intensivistas, que deben hacerse cargo de los enfermos más graves que precisan medidas de apoyo cardio-respiratorio en las UCI. Plantear fragmentaciones de la enfermedad o de los enfermos no es lógico, ni operativo y no hace sino entorpecer y encarecer la asistencia sanitaria al COVID-19 y a muchas otras enfermedades.
Y con respecto al Covid, ¿el Hospital Sierrallana está mejor preparado que en marzo si se produjera una segunda oleada?
El Hospital Sierrallana desde su fundación hace ahora 25 años ha sido un modelo de innovación asistencial y organizativa. En esta ocasión ha sido capaz de reestructurar adecuadamente multitud de unidades en un tiempo récord, dotándolas de los recursos precisos para prestar a los enfermos COVID una atención de la máxima seguridad y calidad. El esfuerzo de los órganos directivos y de todo el personal sanitario y no sanitario ha sido ímprobo y ahora podemos decir con orgullo que estamos mucho mejor preparados para lo que pueda venir en otoño-invierno que lo estuvimos en primavera, donde también fuimos capaces de hacer frente a la epidemia con la máxima solvencia. A pesar de esto, en este momento todavía tenemos capacidad de mejora en alguno de los circuitos asistenciales, pero estoy seguro que los trabajadores del hospital y la Dirección seremos capaces de conseguir dotarnos de los mejores recursos y sistemas de gestión para atender a la población sanitaria de la que somos responsables, con equidad y con la misma calidad que en otras Áreas Sanitarias de nuestra Comunidad.
Los focos más importantes de la pandemia han estado en las residencias de mayores, sector poblacional más vulnerable, ¿cree que Sanidad y Servicios Sociales deberían ir de la mano en muchas cuestiones sanitarias?
Efectivamente, uno de los puntos calientes de la epidemia ha sido las situaciones vividas en las residencias de ancianos o personas dependientes, de nuestra Comunidad y de España en general. Hemos asistido atónitos a declaraciones cruzadas de responsables de instituciones sociales, sanitarias, políticos de uno u otro signo, pero lo cierto es que los residentes y las personas que abnegadamente les atendían, en muchas ocasiones poniendo en evidente peligro su propia salud y la de sus familias, se han encontrado demasiado solos y muchos de ellos han sufrido mucho más de lo que les hubiera correspondido si los planteamientos hubieran sido diferentes desde mucho antes de la epidemia.
Es curioso escuchar ahora que “el modelo actual de las residencias está agotado”, cuando las inversiones en este área social de la Dependencia han sufrido recortes brutales desde hace muchos años, paradójicamente en paralelo a un incremento de la población que más lo estaba necesitando, aunque desgraciadamente no tuviera capacidad para demandarlo.
Para terminar, cuéntenos los objetivos prioritarios de Sierrallana a corto plazo en los que respecta al Covid y a su influencia en otros ámbitos de la actividad del hospital.
Como he comentado previamente, Sierrallana y Tres Mares se han preparado adecuadamente para afrontar no solo el COVID-19 que nos pueda venir en otoño-invierno -si bien todavía tenemos áreas de mejora- sino para seguir prestando la mejor asistencia sanitaria a las Áreas Sanitarias III y IV de Cantabria en otras patologías no-COVID. En este sentido, destacar que aún no se ha analizado suficientemente el impacto de la epidemia en otras enfermedades diferentes del COVID, donde los retrasos en la prestación asistencial ya sea urgente o programada, las cancelaciones, los cambios organizativos, el importante aumento del gasto sanitario, etc han supuesto un nuevo reto a los clínicos y a los gestores de nuestros sistemas sanitarios, tanto públicos como privados.