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“En Cantabria se diagnostican entre 40 y 50 casos nuevos de infecciones por VIH al año, lo que indica que aún existe un reservorio de enfermos no diagnosticados que pueden generar contagios”

El doctor Santiago Echevarría ha dedicado gran parte de su carrera profesional al SIDA y analiza para el Colegio de Médicos  la realidad del VIH en la región con motivo del Día Mundial de la enfermedad

Después de una brillante trayectoria en el Hospital Marqués de Valdecilla, de la que no le gusta hablar, el doctor Santiago Echevarría Vierna se ha jubilado hace unos meses. Asegura que lo único que echa en falta de su trabajo es ayudar a algunos amigos a los que les ha tocado ser sus pacientes,  y que el problema del VIH aún no se ha solucionado porque  “la gente  ya no se muere de SIDA y eso ha contribuido a bajar la guardia”.  Desde su casa de Muriedas, y con la autoridad profesional que da la experiencia de tantos años, analiza la actualidad de una enfermedad que todavía afecta a miles de pacientes en España.

¿Cuáles son los datos actuales del SIDA en Cantabria, a cuántas personas afecta?

Para evitar confusiones hay que aclarar que infección por VIH no es sinónimo de SIDA. El SIDA es la fase avanzada de la enfermedad y el gran logro de los tratamientos actuales es que puede evitar que un infectado por VIH llegue a desarrollar un SIDA aunque no elimine el virus. Por ello nuestras consultas acumulan cada vez más casos, los infectados hace años y los que se van infectando recientemente.

Dicho esto, en Cantabria desde el principio de la epidemia en 1981 hasta hoy, se habrían diagnosticado poco más de 800 casos de SIDA, la mayor parte en la década de los 90. En la última década sólo unos 125, es decir unos 15 casos anuales, fruto de la eficacia de los tratamientos como hemos mencionado, y en su mayor parte eran casos de diagnóstico tardío que desarrollaron la enfermedad sin recibir tratamiento porque no se sabían infectados.

Mayor importancia tiene el número de nuevas infecciones que lamentablemente se mantiene entre los 40 y 50 por año desde el 2010 y que nos indica que todavía existe un reservorio de enfermos no diagnosticados o no tratados que mantiene la posibilidad de nuevos contagios.

A día de hoy, en nuestro hospital, es decir, sin contar los controlados en Hopsital de Sierrallana y Hospital de Laredo, se controlan del orden de 850-900 casos de infección por VIH. Y hay que recordar que un enfermo cumplidor y controlado es una persona que no contagia.

Y si comparamos estos datos con los de hace una década, ¿cómo han evolucionado?

En esta última década las cifras se mantienen bastante estables, sigue habiendo un lento goteo de diagnósticos tardíos y de nuevos casos. Lo que ha disminuido mucho es la mortalidad de estos enfermos por la eficacia de los tratamientos. Parece que cuesta aflorar ese reservorio de pacientes que no se saben infectados y, por otra parte, también cuesta que las personas susceptibles de ser contagiadas adopten las medidas de protección adecuadas.

Ha variado la vía de contagio, hoy mayoritariamente por vía sexual, tanto homo como hetero, y, ligeramente, la procedencia con un porcentaje en torno al 25% de extranjeros.

Y ¿con respecto a otras Comunidades?

Somos una Comunidad pequeña y, por tanto, nuestras cifras están lejos de otras más pobladas, pero en tasas por cien mil habitantes podemos decir que estamos en el rango medio de la tabla. Los fenómenos de diagnósticos tardíos y las nuevas infecciones son hechos que aparecen en todas las Comunidades. Recordemos que en el conjunto de España en el último año se han dado cerca de los 3.500 nuevos casos de infecciones por VIH.

Sin embargo, parece que ha habido un pequeño repunte en la incidencia de enfermedades infecciosas ¿a qué se debe?

Más que un repunte lo que ha habido es un enlentecimiento del descenso que en década de los 2000 fue espectacular. Parece que hemos alcanzado una meseta de nuevos casos que nos cuesta disminuir. La gente piensa que con los nuevos tratamientos la gente ya no se muere de SIDA y eso ha contribuido a bajar la guardia, a perder el temor a esta infección. Si tengo mala suerte me tratarán y ya está….

En esta misma dirección está el incremento de otras infecciones transmisibles por vía sexual. No se toman precauciones porqué si tengo mala suerte me pondrán un tratamiento y asunto concluido…

¿Hay suficiente educación en salud para mantener a raya las enfermedades infecciosas?

También la Administración ha bajado la guardia en cuanto a las campañas de sensibilización, ya no hay campañas como las de la década de los 90…las ha habido,  pero mucho más pequeñas. En cuanto a la educación en salud en centros sanitarios con los “recortes” de los últimos años es casi una tarea impensable, bastante se hace con los medios de que se dispone. Y no hablemos de la educación en centros de enseñanza, con honrosas excepciones, todavía es una asignatura pendiente.

Valdecilla es hospital de referencia en muchas especialidades ¿también en la suya?

Sin dudarlo, y no es por falta de modestia, tenemos distinciones en ese sentido. La consulta de VIH en nuestro centro fue pionera tanto en el empleo de nuevos fármacos como en el tema de adherencia al tratamiento y en la educación al paciente infectado. Tuvimos la suerte de contar con profesionales de enfermería y médicos excelentes y motivados que han hecho una gran labor.

¿Cuántos profesionales conformaban su equipo?

Yo nunca tuve equipo propio pero me coordiné con magníficos profesionales con los que era fácil trabajar y ahora  ya estoy jubilado. En la actualidad, el recientemente creado Servicio de Enfermedades Infecciosas está comandado por la doctora Fariñas y lo componen cinco excelentes médicos, tres enfermeras y una auxiliar.

Algunas publicaciones hablan de curación total de algunos enfermos de SIDA, ¿es así?

Hay un paciente que lleva 12 años sin actividad viral y hoy se considera curado (el paciente de Berlín) y otro que lleva 20 meses sin actividad viral y se considera “remisión a largo plazo” (el paciente de Londres). Ambos recibieron trasplantes de medula ósea, no para tratar el VIH sino para resolver enfermedades hematológicas (una leucemia y un linfoma de Hodgkin). Tuvieron la buena suerte de que los donantes tenían una mutación presente en el 10% de la población que hace que el mecanismo por el que el virus entre en las células no funcione y, por tanto, el nuevo sistema inmunitario formado parece inmune a la infección del virus. Se han investigado casos similares que recibieron un trasplante de médula por diversas causas hematológicas (nunca para tratar el VIH) y hay algún otro paciente que parece seguir sus pasos (paciente de Dusseldorf por ejemplo). Sin embargo, otros pacientes similares han recaído más tarde o más temprano.

Todavía no se conoce el mecanismo exacto por el que sucede esta remisión viral (papel del donante, de la quimioterapia, del tratamiento, etc) pero abre una gran vía de investigación. No la del trasplante como terapia del VIH, que tiene una importante morbi-mortalidad, sino la de la terapia genética con tratamiento exvivo de células para autotrasplante. Es un campo prometedor pero todavía en fase muy temprana.

Con respecto a los tratamientos, han evolucionado muchísimo. ¿Cuáles son los más novedosos?

En los últimos veinte años el avance ha sido espectacular pero la base sigue siendo la misma, combinar fármacos antiretrovirales. Actualmente son mucho más potentes, menos tóxicos, más duraderos, con mecanismos diferentes para evitar las resistencias e incluso se pueden combinar dentro de una misma pastilla. La mayor parte de los tratamientos actuales son de una o dos pastillas diarias. Se están desarrollando nuevas familias de fármacos con diferentes mecanismos de acción y se están mejorando las ya existentes para que se toleren mejor,  con lo que se facilita la adherencia y se atenúan sus toxicidades. Ya se están ensayando fármacos de administración semanal o mensual.

Y si hablamos de la investigación ¿se ha hecho lo suficiente?

En el campo de la salud nada es suficiente, pero siendo realistas hay que reconocer que desde 1981, año de los primeros casos de SIDA, hemos avanzado mucho gracias a la investigación en todo el mundo. De hecho, la aparición del VIH sirvió para relanzar la investigación en el campo de virología y gracias a ello hoy se puede curar la hepatitis C entre otras enfermedades.

¿Podría llegar a existir una vacuna del SIDA?

Existen dos tipos de vacunas para el VIH, las vacunas terapéuticas y las preventivas. Las primeras son para enfermos ya infectados, se trata de activar una respuesta del propio organismo capaz de lograr que inhiba la replicación del virus sin necesidad de fármacos. Existen varias en investigación con resultados prometedores pero todavía no se ha aprobado ninguna para la comercialización. En cuanto a las preventivas, dirigidas a evitar el contagio en personas no infectadas, hasta ahora ha habido poco éxito por las características del virus, pero existen dos grandes proyectos en marcha con resultados preliminares buenos que habrá que seguir de cerca

Para terminar,  cuéntenos cuál ha sido su trayectoria?

Soy un internista que vio nacer la epidemia en nuestra comunidad (el primer caso en Cantabria fue en 1984) y que desde entonces me fui dedicando preferentemente a esta enfermedad. Eran tiempos difíciles y había desconocimiento y miedo. Gran parte de mi labor fue explicar lo que era esta infección tanto en el hospital como en la calle y así me convertí en un “sidólogo”. En el plano asistencial creamos la consulta de Infecciosas desde la que se pudo trabajar, médicos, enfermeras y auxiliares conjuntamente, de una manera más eficaz. Mi currículum no es malo pero nunca me ha gustado hablar de él. Ahora, recién jubilado, me siento orgulloso de haber conseguido ayudar a un montón de amigos pacientes que es lo único que añoro del trabajo.