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“Un médico sin compasión podrá ser un buen técnico, pero no un buen médico”
Julio Zarco, presidente de la Fundación Humans y director del Área de Personalización, Asistencia Sanitaria y Responsabilidad Social Corporativa del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, expuso en el Colegio de Médicos de Cantabria la necesidad de la humanización de la medicina en la sociedad actual
El Aula de Salud del Colegio de Médicos de Cantabria, ciclo que organiza el Colegio de Médicos y El Diario Montañés, en colaboración con la Consejería de Sanidad y el Servicio Cántabro de Salud, abordó ayer en su sede la humanización de la asistencia sanitaria con el experto Julio Zarco, que aseguró que “todo es importante para la humanización de la medicina porque hay que tener en cuenta no solo el contacto con los médicos, sino la elección de los espacios, las visitas de mascotas y cualquier cosa que rompa la rutina del paciente”, por lo que insistió en la necesidad de humanizar la medicina porque “un médico que no tiene compasión puede ser un buen técnico, pero no un buen médico”.
Zarco explicó el origen de cómo surgió la Fundación y recalcó que “ha nacido porque se necesita que abordemos la humanización de la medicina”. El presidente de la Fundación, que es también responsable del área de Personalización, Asistencia Sanitaria y Responsabilidad Social Corporativa del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, explicó que “ya tenemos hospitales en España con áreas de humanización”, aunque el estudio Análisis de la situación de los aspectos humanísticos de la Atención Sanitaria en España indica que “no todos los profesionales sanitarios opinan lo mismo sobre lo que es la humanización, que los medios tecnológicos no son contrarios a esta humanización y que el pensamiento transhumanista consiste en entender que la tecnología ha avanzado tanto que la vamos a incorporar a nuestro cuerpo por lo que la especie humana se va a transformar, y ya no seremos humanos, seremos una mezcla”.
En este sentido, Zarco explicó que el mundo actual camina hacia el planteamiento transhumanista, y matizó que esta situación ya no es una “ciencia ficción, sino que es una realidad”, y así contó cómo ha conocido al “primer cíborg de la historia: un pintor británico que tiene una enfermedad genética que le impide distinguir colores, pero tiene una antena incrustada en el cerebro que analiza las ondas de los colores por lo que consigue oír colores por vibraciones”.
Pero aceptando la importancia de la tecnología, insistió en la necesidad de la compasión porque “cuando un paciente está muy malo busca la mirada y el contacto humano, busca una mano”, y aseguró que “las personas compasivas tienen casi el triple de oxitocina que las que no lo son, una hormona vinculada a la compasión que ayuda a agilizar el parto, por ejemplo. Y tenemos que lidiar en un mundo tecnológico del Big Data con la compasión, que es una de las herramientas fundamentales del médico”.
Zarco también explicó que “cuando hablo de humanización siempre pongo la imagen del camarote de los hermanos Marx porque, aunque estamos en un mundo súper tecnologizado, si hablamos de humanización sabemos que estamos pensando en cercanía, en escuchar a los pacientes, en el médico como el “mejor medicamento”, eso lo sabemos.
Habló de los hospitales osmóticos y de cómo la sociedad civil tiene que estar “dentro de los hospitales”, pero explicó que “estamos en un mundo muy complicado, en donde los profesionales mezclan las nuevas tecnologías con las actitudes humanas” y criticó que en Colombia (en donde ha estado recientemente) hay una verdadera “epidemia” de hacerse selfies con pacientes moribundos que algunos médicos cuelgan en redes sociales, aunque también hay otras manifestaciones, como muchas películas, que potencian la humanización.
Esta es la razón por la que Zarco abogó por “romper la dinámica de los hospitales porque cuando llevamos música a las UCI la recuperación es más rápida, y si es en directo, aún es mejor. Y si llevamos payasos a pediatría y a geriatría, también es positivo”.