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El doctor Gabriel González Riancho interviene en el Aula de Cultura del Colegio de Médicos
Continuará con una segunda parte del recorrido visual de Santander, decimonónico. La Jornada se celebrará el martes, día 26 de marzo a partir de las 19,30 horas
El doctor Gabriel González-Riancho intervendrá el próximo martes día 26 de marzo en el Aula de Cultura y Humanismo, que organiza el Colegio de Médicos de Cantabria, para continuar en una segunda parte un recorrido visual por aquel Santander decimonónico, “que a pesar de los cambios aún se reconoce”, manifiesta el autor.
El especialista, que recientemente realizó una primera intervención en el Colegio de Médicos, con una serie de fotografías del último tercio de siglo XIX, continuará el martes con un recorrido desde Puerto Chico hacia El Sardinero por Reina Victoria, Menéndez-Pelayo o el Alta a través de la imagen de una manera participativa para recordar aquella época del veraneo real.
González-Riancho recordó que el último tercio del siglo XIX la ciudad de Santander, al igual que otros puntos de Europa, comenzó a configurarse como un destino turístico y de ocio, coincidiendo con la promoción de los Baños de Ola gracias a sus propiedades terapéuticas.
Según explicó el especialista, la aristocracia y la alta burguesía buscaban lugares saludables de descanso que les permitiesen, al mismo tiempo, el contacto y la relación social. “Pero el impulso definitivo al veraneo lo darían los monarcas, que convirtieron Santander en la corte estival o veraniega, frecuentada por nobles, aristócratas, burgueses y otros personajes ilustres. En 1861, la reina Isabel II decidió pasar unos días estivales en las playas de El Sardinero y, en agradecimiento, el Ayuntamiento le ofreció unos terrenos para construir un palacio”.
Sin embargo, fueron las repetidas estancias veraniegas de Alfonso XIII y de su esposa Victoria Eugenia, grandes admiradores de la ciudad, las que convirtieron definitivamente a Santander en un selecto centro de veraneo. En 1908, la ciudad le regaló al monarca los terrenos de la península de la Magdalena, dónde se construyó el palacio, cuyas obras finalizaron en el año 1912. En pocos años la ciudad se transformó y se construyeron algunos de los edificios más emblemáticos: el Gran Casino, el Hotel Real, el Hipódromo de Bellavista, además de chalets y hoteles de familia.
Sin embargo, el especialista recordó que tras finalizar las penurias de la Guerra Civil, Santander tuvo que enfrentarse a otro desastre: el incendio del año 1941. Se inició el 15 de febrero coincidiendo con un huracán de viento sur y destruyó la mayor parte de la zona antigua de la capital. Ardieron 1.783 viviendas y desaparecieron 37 calles, así como 508 comercios, hoteles, pensiones y bares. La reconstrucción que se hizo posteriormente siguió las directrices de la arquitectura de posguerra, fusionando la herencia racionalista con el discurso tradicionalista de la arquitectura oficial.
Durante los años sesenta, se vivió un despegue en el sector industrial, que favoreció tanto a Santander como al resto de la provincia. En 1983 se constituía la Comunidad Autónoma de Cantabria con Santander como capital.